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La mala uva

Los japoneses entran en el año nuevo pasando por el aro y TVE ofrece en uno de sus informativos navideños la imagen de una alegre turba atravesando un círculo instalado en medio de la calle. En las horas cercanas a la Nochevieja más vieja de los últimos tiempos compiten los informativos con noticias curiosas, todo un catálogo se supersticiones para propiciar a los Hados; personajes anónimos interrogados por las cámaras en la vía pública explican la mejor forma de comerse las doce uvas sin atragantarse y advierten que hay que tener cuidado para no tragarse el anillo de oro que hay que poner en la copa de cava para convocar la buena suerte. Cada año lo ponen más difícil, cada día que pasa la suerte es más esquiva y hay que atraparla en un "más difícil todavía". Hay que tomarse las uvas a la pata coja vistiendo al menos una prenda roja y con un papel plegado dentro del zapato en el que se hayan escrito tres deseos, hay recetas para todos los gustos, diferentes variantes del pedestre ritual propiciatorio. Para que todo salga bien hay que ensayar, abundan este año las "preuvas": en la Puerta del Sol de Madrid una multitud ociosa las toma en pleno día con encomiable optimismo, hay también "preuvas" reivindicativas en diferentes localidades y a cargo de distintos colectivos de afectados por la crisis.

Los reporteros de todos los canales tienen órdenes precisas: que impere el optimismo, ni una cara larga, ni una mueca de resignación, sonríe el pescadero cuando refiere que este año ha vendido menos langostinos y el frutero que expende las uvas contadas y pandillas de adolescentes achispados cuentan a cámara como piensan emborracharse en esta noche "emblemática", así la denominará Imanol Arias que con Anne Igartiburu oficiará como maestro de ceremonias con el tupé encrespado para no desmerecer en altura de su partenaire. Llueve sobre la Puerta del Sol y las cámaras resguardadas no desvelan el misterio de cómo es posible tomarse las uvas con una mano mientras con la otra se mantiene el paraguas abierto.

La Nochevieja de las televisiones se nutre de refritos y abunda en guiños nostálgicos. En la primera exhuman a Gila, más tarde conjurarán al reciente ectoplasma de Toni Leblanc para que dialogue desde el Más Allá con Santiago Segura. Imanol, exhibirá oficio para combinar el imprescindible optimismo con unas gotas amargas de indignación y luego vendrán las galas, galas prestadas con previsibles chistes de una actualidad que está para pocas bromas, pero se intenta. Josema Yuste en el papel de Mariano Rajoy no tiene huevos para prepararle a la Merkel, una tortilla española como solicita la canciller, convidada de piedra en la noche jurásica. En la Sexta, el chef Chicote, ogro disfrazado de gnomo por Agatha Ruiz de la Prada, sirve el aperitivo dando la brasa a los malos cocineros. Más tarde la cadena programará "Gremlins", una película para toda la familia que quede en casa. En contacto con el agua las simpáticas mascotas devienen en agresivas gárgolas gamberras. Algo parecido sucedió con los gobernantes del PP (el cronista tiene que sacar punta por algún lado)  en cuanto se zambulleron en la realidad les crecieron los colmillos.

En Antena 3, un refrito de karaokes permite a los televidentes supervivientes enterarse de las inefables memeces que profieren, sin que nadie les pida cuentas, trasnochados iconos del "pop" y aspirantes a estrella. Creo ver a Marta Sánchez con un coro de soldaditos españoles y valientes pero no muy marciales, pero a lo mejor es una alucinación como el gag cavernícola que minutos después sirven en Intereconomía sobre un adicto a las manifestaciones que recibe terapia en directo.

En su ronda nocturna, este cronista apenas recaló en Tele 5, le bastó con escuchar las primeras bromas que los protagonistas de La que se avecina enlazaron minutos antes de las campanadas de la medianoche, chistes con mala uva y poca gracia entrelazados con "mensajes" publicitarios. Hubo en la noche más vieja del mundo, brindis patrocinados con cerveza o refrescos de cola, primeras marcas y récords de tópicos trasnochados para trasnochadores impenitentes que me dieron la noche. Esa noche que estuve de guardia para poder contarles estas naderías que espero por el bien de sus mentes que ustedes no hayan tenido que padecer. Como decía el maestro Reverendo, se sufre pero se aprende.

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