Mi televisión y otros animales

Efrénkenstein

Paolo Vasile, como buen antropólogo que es, experimenta con la sociedad. Para eso tiene una tele y un montón de abogados. Y en general le va muy bien. Pero como buen genio del mal (vulgo, ejecutivo), de vez en cuando crea monstruos.

Primero tuvo uno cuyo nombre susurraba lleno de pavor el pueblo. Sobre todo el pueblo de Marbella. Pero al final Julián Muñoz volvió al redil y trajo a su amo buenos réditos de audiencia. A veces el pueblo somos para matarnos.

Mientras tanto, Vasile preparaba su nuevo proyecto: Efrénkenstein. Para que se acostumbrara al medio y a la especie humana, lo puso en Mujeres y hombres y viceversa. ¿Había mejor sitio para que pasara desapercibio?. Su creación funcionó a la perfección y lanzó al programa y algunas de sus compañeras de reparto concurso al Olimpo de la tele de sobremesa. Disculpen por el oxímoron.

Un día, Efrénkenstein decidió que Sé lo que hicisteis... ya lo pasaba bastante mal con las sentencias en contra, escogió una chica al azar y se fue del programa en una emisión para el recuerdo. Para el recuerdo porque la gente lo único que pudo hacer fue ver lo que ya sabían que había pasado. Ventajas de los programas enlatados y de la era de Internet.

Entonces el monstruo catódico decidió tocar con su magia a otro ser mitológico: Ana Rosa Quintana, que aireó a diestro y siniestro que Soraya, la elegida de Efrénkenstein se había liado con Carlos H., de Gran Hermano. Una exclusiva sacada del blog de otro ex hermano, Kiko (yo también empiezo a perderme). Oiga, qué casualidad que esto ocurra justo dos días después de que Esta casa era una ruina le soplara la nuca al reality de la Milá. Será designio de algún dios (menor).

Soraya y Efrén en Telecinco.es

La home de Telecinco.es, ese proyecto de sociales de la hija de Belén Esteban

Como su alma máter se está dando buenos trastazos audimétricos, el elegido ya anuncia que la semana que viene llevará su mesiánico tour por Mujeres y hombres y viceversa. La palabra mágica es "sinergia", amigos.

La moraleja es: "Telecinco, yo me lo guiso, yo me lo hinco" (era difícil de rimar). En tiempos de crisis no estamos para pagar estrellas de verdad y necesitamos contenido de relleno de rastrillo. Así que prepárense para el aluvión de famosetes-clínex que van a salir de los estudios de Fuencarral. Bueno, salir no, que son de consumo interno.

Solbes, Solbes, por qué nos has abandonado.

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