Mi televisión y otros animales

Si no sabes programar...

Desde pequeñito me enseñaron a no reírme del mal ajeno. También me enseñaron que ver mucha tele te podía secar el cerebro, así que considero que mis padres son unas personas bien informadas y dadoras de buenos consejos.

Por tanto, que Telecinco haya caído a la quinta posición en el ranking de audiencias de febrero no debe ser motivo de jolgorio. Mucho menos si tenemos en cuenta que esa posición es en un empate por puntos con las temáticas posibilitado en parte por el ascenso de Intereconomía.

Sobre todo no me alegro por los profesionales que están quedando en el camino. El secreto del fracaso de Telecinco no se debe tan sólo a apuestas tan cuestionables como La caja o tan rematadamente rechazables como La séptima silla o A ver si llego. También hay buenas ofertas anuladas por extrañas decisiones de programación.

Frente a los productos destinados al ostracismo de la cuota de pantalla, están los que los programadores de la cadena han conducido a él. Series de gran recorrido como El comisario han caído esta temporada enfrentadas no a su desgaste o a la oferta de los rivales, sino contra unas Escenas de matrimonio sobredimensionadas y una hora de retraso frente al horario anunciado. Una oferta familiar como Hermanos & detectives en la que parte de su público puede ser infantil no puede emitirse en horario de late night. Todo el mundo sabe que a esas horas los  niños están viendo los anuncios de Lucía Lapiedra de La Sexta.

A pesar de todo, Telecinco cree que la culpa de su caída en picado la tienen los otros y basa su estrategia en atacar a las cadenas rivales. Por ejemplo, sacando a Aída de su feudo de los domingos y luego recuperándola del exilio ante el miedo a Doctor Mateo, de Antena 3. Como consecuencia, la serie de Globomedia paga el pato y pierde el liderazgo en la última noche de la semana. Seguramente lo recupere la semana que viene, pero porque los figuras de Antena 3 ya nos han puesto todo lo que va a pasar la semana que viene en el avance de la serie. Qué fieras, oiga.

Algo que se aprende en primero de Dirección y administración maligna de cadenas de televisión (en Fundamentos del control mental I) es que la clave del éxito de audiencia es la fidelización del espectador. Para triunfar hay que establecer rutinas  y acostumbrar al público a encontrar productos determinados a horas y días fijos. Por eso funcionan las tiras diarias o el informativo de Pedro Piqueras, que también es siempre lo mismo. El mareo sólo lo aguantan los seguidores de Más que coches y tres o cuatro masocas de El ala oeste, en su día.

Yo por si acaso, ya estoy enseñando a mis padres dónde ver las series en Internet. A ver si dejan de reñirme porque se pierden sus series.

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