Mi televisión y otros animales

Los primeros serán los últimos

Normalmente la cosa funciona de modo y manera que en yankilandia emiten una serie, cuatro frikis nos la baj accedemos a ella de manera totalmente legal, nos flipamos, le hacemos bombo y acaba siendo un éxito en España mucho antes de que cualquier programador se entere de que se ha estrenado.

Entonces, alguien decidió alterar el ecosistema natural y emitir The listener (Fox) en todas partes antes que en Estados Unidos.

Serán cabrones.

No podían haber hecho lo mismo con Perdidos, no. O con Se ha escrito un crimen, yo qué sé.

Este estreno sigue la línea de procedurals (la palabreja la expliqué en un post anterior) en la línea de Medium o Entre fantasmas, sólo que el prota en lugar de ver muertos, es un telépata. Vamos, un tío que causa dolor de tele.

A las dos series que menciono y que pueden verse en Cuatro, les tengo especial manía (verás la que me cae en los comentarios por decir esto). En la de Patricia Arquette sólo encuentro interesante al marido, el anti-Duque. Porque es feo el condenado. Y sin embargo, también las trae a todas loquitas "es tan mono", susurran las féminas por doquier.

Por lo demás, aguanta a su esposa con estoicismo a pesar de que lo único que hace es tener sueños chungos. Luego va, se lo cuenta a la policía, que es el máximo de iniciativa que alcanza el personaje. Para mí ganaría mucho si un día se descubriera que en realidad está loca, que se imagina cosas y que el resto de la gente le sigue el rollo por pena.

De Entre fantasmas destaco el diálogo tipo:

Melinda: Hola, veo fantasmas.

Desconocido: Ah, vale.

Melinda: Y un ser querido tuyo que se ha muerto me ha dicho que venga a ayudarte.

Desconocido: Ah, vale.

Melinda: Llora un poco, ¿no?

Desconocido: Ay, sí, perdón.

Y el tío llora, desfacen el tuerto que toque y entre tanto, Jennifer Love Hewitt (ese gran actor esquimal) pone morritos y esconde pandero con vestidos de premamá.

Ahora tenemos The listener. El protagonista nos cuenta con una voz en off que él es capaz de leer los pensamientos de la gente como si fuera Pilar Rubio con un gran escote. Esa es la justificación de la serie. Entonces se encuentra un conflicto y lo resuelve porque... porque... en realidad porque si no, no habría serie, pero tampoco te queda muy claro porqué lo hace. Hay un secundario graciosillo, una par de mujeres para tener un poco de triángulo y un mentor. Todo canónico.

Además, el personaje principal es tan listo, tan majo, tan guapo y tan perfecto que me da una rabia que no puedo con él. Llámenme envidioso (aunque prefiero que me llamen Anómalo), pero yo necesito un poco de reverso oscuro, que haya cierta tridimensionalidad en los caracteres. Fue lo que más me interesó de The mentalist en un principio y porque no lo están desarrollando es por lo que me voy a apear del carro en cero coma.

The listener

Craig Olejnik, el Jake Gyllenhaal garrafón. ¡Qué assssco que le tengo!

Como siga la tendencia, me compro los DVD de Colombo, que por lo menos es feo.

Creo que les voy a proponer a los de Fox un nuevo procedural: El envidioso. Exitazo, oiga.

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