Mi televisión y otros animales

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Después de lo que voy a decir a continuación, entenderé, y tendré bien merecido, que me dediquen los más imaginativos y ofensivos epítetos. Me lo habré ganado. Prometo no borrar ninguno de los comentarios (salvo que se dirijan a terceras personas o pongan en riesgo de demanda a este periódico). Ahora que estamos listos: llevo desde el 2 de junio esperando que alguien empiece a hacer chistes relacionando el vuelo de Airfrance con Perdidos.

Todos hemos hecho comentarios en petit comité, pero me refiero a algo más organizado.  Suponía que, como decía Alan Alda en Delitos y faltas (parafraseando a Carol Burnett): "comedia es tragedia más tiempo". Sí, los cómicos también merecen que se les cite en tono pedante. Lo que en España siempre hemos sido más laxos a la hora de medir esos tiempos y ya estamos tardando.

La noticia es que los primeros en generar humor con esta base han sido unos informativos. Los de la cadena boliviana P.A.T. (¿"Pa abérsela tragao"?), que recogieron un par de fotos de Perdidos que andaban circulando por Internet y se comieron con papas que eran del Airbus siniestrado. Para que me entiendan, es como si Lorenzo Milá abre el Telediario contando que Nokia le regalará un móvil si le cuenta a diez personas que Nokia está regalando móviles. O que La oreja de Van Gogh financia a ETA.

El vídeo demuestra un par de cosas: la primera es que la clave de una buena mentira son los detalles. Si la cadena de correos te dice el nombre del señor que tomó las fotografías y el modelo de cámara usado, te lo crees. ¿Quién se va a inventar la localidad brasileña en la que se encontró la tarjeta de memoria con las instantáneas? Eso tiene que ser verdad. ¿Qué más da que el avión se perdiera en medio del océano? Es lo mismo que si te dicen que hay, no ya armas de destrucción masiva, sino que te indican de qué tipo son y te enseñan fotos de los supuestos laboratorios móviles y... na, en realidad esa no nos la tragamos ni así.

Lo que nos lleva a la segunda conclusión: los informadores se han vuelto vagos. Llega un mail con una información y se da por buena porque ya se sabe que si está en Internet... Algo parecido ocurre (o no) con la información que nos llega estos días de Irán. Nos creemos todo lo que escupen los blogs, el twitter o hasta el Facebook; cualquier cosa que no provenga del mentiroso Ahmadineyad. Pues vale.

Ahora imagínense que, por lo que sea, hay un bloqueo informativo en nuestro país y en el extranjero se informan de España por los mismos medios. La primera visión que tendrían es que estamos todos de resaca o con mal de amores y que la mitad de la población sería Carrie en Sexo en Nueva York, según un fiable test de personalidad.

Al profundizar, encontrarían información útil, eso es cierto. Pero les llevaría un rato y tendrían que hacer algo tan tedioso y poco edificante como es contrastar.

Podría ser peor. Imagínense que la única fuente de información sobre nuestro país fuera el telediario de Piqueras. O la COPE. O... (inserten aquí su medio favorito. En el fondo, es lo mismo).

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