Mi televisión y otros animales

Oliart, mande firmes

Pues buena la ha liado Alberto Oliart. A quién se le ocurre decir que... pero, un momento. Quizá ustedes no sepan quién es este señor. Les aclaro: es un ex ministro de Defensa, concretamente del gobierno de Calvo-Sotelo. Y si no saben quién es éste, se lo miran en la Wikipedia. O se lo hacen mirar (lo suyo).

Pero eso no es todo: también fue ministro de Industria y de Sanidad con Suárez. Y colaboró en la elaboración del Estatuto de Guernica. "¡Qué tío!", dirán algunos. "¿Pero ha sobrevivido a un accidente de avión en el Pacífico?", preguntarán otros. "¡Porque esto es un blog de tele, Anómalo!".

¿Y sabiendo todo esto, no les parece que este hombre es un buen candidato para dirigir la corporación RTVE? Hasta a Rajoy y Zapatero les ha parecido el hombre perfecto para el cargo. Un tipo que puede poner de acuerdo a estos dos tal vez debería estar en la franja de Gaza, pero necesitaba un reto y le han puesto a dirigir el antiguo ente.

Pero Oliart ya la ha liado el primer día. Para empezar por tener 81 años. Hay gente que cree que ocho décadas pesan mucho para cargar con un impulso de cambio y renovación que deberá acompañar a la empresa con la supresión de la publicidad de la tele pública. ¡Pero si es un pimpollo! El mismo día que se anunciaba su nombramiento cometió un error de novato: ¡reconoció que no sabe nada de televisión! "No sé nada de televisión, pero es lo mejor para juzgar". ¿Qué será lo próximo? ¿Dueños de mina que no sepan picar carbón? ¿Accionistas mayoritarios de industrias automovilísticas incapaces de apretar un perno? ¿Ministros de Interior incapaces de hacer un interrogatorio a lo Jack Bauer?

Alberto Oliart

 

¡Y se parece a Chicho! (Foto: EFE)

El trabajo de Oliart será de gestión de un conglomerado que incluye una televisión, pero también una radio, una web, una orquesta y un coro. Posiblemente no sepa manipular un lunni, pero no le hará falta. Porque le dejarán un ordenador con Google y una tele con un director que se llama Javier Pons, que es el que tiene que saber del tema. Y si le surgen dudas sobre las marionetas, llamará a Lucrecia o a Aramís Fuster y le harán caso y se lo explicarán con diligencia, que para eso es el jefe. Menos Aramís, porque su jefe es Jesucristo.

La gestión de Luis Fernández ha sido muy buena y no tenemos que esperar que la cosa vaya a empeorar con Oliart. Hasta que alguien nos demuestre lo contrario, tanto los que se dediquen ahora a rajar del presidente saliente como el directivo entrante. Hay que dejar margen, porque si la cosa va a mejor, tendremos un gran grupo público de comunicación. Y si no, gozaremos de un nuevo señor con el que jugar al tiro al político.

Que es lo que les gusta a ustedes, golosones.

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