Mi televisión y otros animales

El concord aterrizó por última vez (otra vez)

Llevo una semana escuchando sin parar en Spotify la discografía completa de Flight of the Conchords. Entre frases como esta y el mac que me acabo de comprar, soy el tío que más asco da de mi manzana. Y eso que el vecino tiene síndrome de Diógenes.

La situación es harto más dramática si tenemos en cuenta que los Conchords sólo tienen dos discos y alguna cosita grabada en directo. El motivo de este arranque musical es el anuncio de que no habrá tercera temporada de la serie. Dato que me chafó aún más toda vez que no sabía que estaba prevista. El final de la segunda tanda es redondo y se habla de una posible película, así que no todo está perdido.

Cuando les hablé de la serie en esta humilde bitácora, todavía iban por la primera temporada, que acabó con The doggy bounce prediciendo el éxito de Pitbull. Para que luego me vengan dieciendo que el preboste del género de anticipación es Julio Verne. Esto significa que todavía no sabíamos nada del primer ministro de Nueva Zelanda, presentado en un capítulo que optó al Emmy por su guión y que debería estar en todas las antologías del humor. Menos en las de Arévalo que venden en las gasolineras.

El tono de la serie tiene mucho de la The office inglesa. Murray, el manager del dúo musical protagonista, es una especie de David Brent de las antípodas. Pero pasado por el tamiz surrealista de que Bret, Jemaine y Murray vengan de un país que no existe: Nueva Zelanda.

  • Bret: Tengo una novia, pero ella no sabe que existo.
  • Dave: Pero tú existes, ¿no? (dándole un golpecito a Bret)
  • Bret: Sí, existo.
  • Dave: Bueno, pues ¿por qué decís que venís de Nunca Nunca Jamás?
  • Bret y Jemaine: Nueva Zelanda.
  • Dave: ¡Pero dijisteis que llegasteis volando!
  • Jemaine: En avión, Dave.

Por otra parte, las canciones de la parte musical de la serie tiene bastante más calidad que en de Paco y Veva y las canciones no son un karaoke, como en Glee. Además está muy bien integrada, dentro de la locura que es el guión, sin dejar de ser pequeños videoclips tan chulos como este:

 

Les he puesto este ejemplo porque está dentro del quinto capítulo de la segunda temporada, el que dirigió Michel Gondry. Y porque me encanta cuando repasa los motivos de ruptura de sus ex novias y dice: "Mona, me dijiste que estabas en coma". Otros grandes momentos de las letras, escritas como los guiones y la música por los mismos protagonistas son (pausa para que Sabina vaya a por un lapiz y un papel):

- Eres tan bella que podrías ser  modelo a tiempo parcial (pero no deberías dejar tu trabajo de día)

- La gente dice que los raperos no tenemos sentimientos. ¡Tenemos sentimientos! La gente dice que no somos raperos. ¡Somos raperos! Y eso daña nuestros sentimientos.

- Ella es como un río de París. ¿Sucia?

- Me gustaría decirle lo buena que está, pero pensará que soy sexista. Está tan buena que me hace ser sexista. Zorra.

Llegados a estas alturas, ustedes se preguntarán a qué viene que Anómalo haga este elogio funerario. ¿Será que el parón de series americanas le tiene aburrido y añorando los buenos no-tan-viejos tiempos mientras llegan la Navidad y los regalos? Eeehm... sí. Será eso.

Ejem.

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