Mi televisión y otros animales

Ya sólo veo Telecinco

¡Y ustedes también! Si ven televisión generalista en abierto, ven Telecinco. O La 2. Ambas opciones no me parecen compatibles.

La estrategia de Telecinco con Cuatro se me escapa. Es como esas parejas que se dicen lo que se gustan y lo que se quieren, pero todo el rato están intentando cambiarse el uno al otro. Si Mediaset ya tiene tres canales para explotar en el espectro de TDT, que en un par de meses será el único, ¿cuál es el sentido de adquirir otro para hacer lo mismo? ¿La posición en el mando a distancia? ¿House? ¿Poder hacer crossovers entre los Manolos y Salvamé?

Comentamos el otro día la venta de morbo al por mayor que fue el estreno de After hours. Todavía no se le ha pasado el priapismo a Rafa Méndez cuando ya se anuncia que Lo que diga la rubia contará con la presencia de Alazne, la concursante más abofeteable de Pekín Express. ¿Qué es lo próximo? Lo próximo, en realidad, es Samanta Villar y ya lleva unos cuantos meses por ahí.

De acuerdo en que Cuatro es otra cadena del grupo y es normal que se telecinquice. Y Antena 3 lleva años siendo una groupie mojigata intentando seguirle el ritmo a su Amy Winehouse del espectro radioléctrico. Pero, ¿también La Sexta? ¿Cómo una tele que considera clásicos del cine a Chuck Norris y Jackie Chan puede...? Ah, ya. Claro.

Conste que me encanta esta promo

Como señala Ruth en su blog, era previsible por el fichaje de Roberto Ontiveros y la pandilla de protagonistas del reality, pero esperábamos (esperaba) que no llegaran tan lejos como para cascarnos, con perdón, un edredoning en el primer mes de emisión de Generación Ni-ni. ¡Con lo feos que son todos!

No me creo el "filtrado" del vídeo a la Red. Ni la necesidad de emitirlo en televisión si hay otro criterio que no sea el morbo y la necesidad de audiencia barata. Ya lo hemos comentado muchas veces en este blog: La Sexta se mete así en la batalla barriobajera por unos 14 millones de espectadores, los habituales del mando, el tipo de público entre el que se encuentran mayoritariamente las personas dispuestas a tragarse todos los Gran Hermano, primos, hermano y demás sucedáneos.

Siguen quedando unos 30 millones de españoles que prefieren no ponerse delante del televisor. No puedo decir que no haya días en que no les entienda.

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