Mi televisión y otros animales

Season finale

¡Vaya! ¿Siguen ustedes por aquí? Entonces supongo que no les importará ayudarme a girar esa rueda de madera que tienen ahí detrás. Que ya toca mover la is... la bitácora. Ejem. Es una buena forma de cerrar temporada. Un giro de guión inesperado. Y una copia descarada para que puedan desahogarse con las ya clásicas acusaciones a los guionistas españoles que acostumbramos a ver en la sección de comentarios. Lo hago por ustedes, para que puedan liberar tensión.

¿O prefieren que diga que al final todo fue un sueño?

Sería impreciso decir que Mi televisión y otros animales cierra sus puertas, porque mientras los compañeros de Público no decidan que necesitan el disco duro para algo mejor, aquí seguirá colgado y dispuesto a recibir las visitas de despistados paseantes de Google. ¿He dicho ya "porno"? Bueno, pues lo digo, para que sean más y me tengan esto ventilado (con perdón): porno.

Como si fuera Chicho Ibáñez Serrador al final de una temporada de Un, dos, tres, toca hacer balance lacrimógeno. En números, esta aventurilla ha sido:

  • 18 meses de vida. Que tampoco es gran cosa, pero ya hemos durado más que muchos de los programas que hemos comentado.
  • Dos diseñadores espectaculares. Tanto que cuando me mostraron las dos plantillas no pude elegir e implementamos ambas. ¿Por cuál optaban ustedes, la campestre o la urbanita?
  • 366 posts (367, si contamos éste). Con un año bisiesto no les da para repasárselo entero. Salvo que sean capaces de aguantarme en más que monodosis, pero yo no me la jugaría.
  • Una campaña a favor de una vida sin Belén Esteban, que por cierto se anticipó en varios meses a su nuevo aspecto y que nos saltamos un montón de veces porque tenemos aspiraciones políticas.
  • 48 categorías encabezadas por la que agrupaba los comentarios de estrenos y, un poco más abajo, la de humor. De las seis generalistas, la cadena que más nos ha dado de qué hablar ha sido Telecinco y la que menos, La 2. Algún día los sociólogos estudiarán este blog como diáfano espejo de la situación televisiva. Luego los psicólogos les estudiarán a ellos dando lugar al ciclo que sacará a España de la crisis.
  • 2483 comentarios que ni los moderadores que había al principio ni yo hemos tenido que borrar. Algún insulto (a terceros) y algún spam nos hemos visto en la obligación de eliminar, pero han sido menos que en una comparecencia de Esperanza Aguirre, así que el balance es positivo.
  • Una inabarcable nube de tags que revela que sobre todo hemos hablado de programación y de Perdidos. También nos gustó mucho comentar a Buenafuente, Sé lo que hicisteis, Dexter, El intermedio, Heroes, Sálvame, Salvados, The mentalist, The office o 30 Rock, entre otras.
  • Unas visitas que no puedo cuantificar, pero que son un montón, en especial para un sitio que no ofrece porno. Ejem.

Pero sobre todo, y esto lo digo con una mano en el corazón, la otra en una foto de Enrique del Pozo y la mente preguntándose cómo estoy escribiendo si tengo las manos ocupadas; sobre todo, digo, este blog han sido ustedes. La grandeza de Internet es la retroalimentación, el desafío que supone que te puedan devolver la bola en igualdad de condiciones y en eso han sido ustedes muy estimulantes y muy divertidos. Gracias por hacer conmigo Mi televisión y otros animales.

Y ahora, el segundo giro de guión: ¡tachán! Este sí que no lo esperaban. Dejo este dominio, pero no Internet.

¿De verdad no lo esperaban? En fin, así tiene el éxito que tiene Águila Roja...

Cojo los bártulos y me recojo en el Anomalario, dónde ya le hemos hecho un huequito a Mi televisión y otros animales. Además, podrán seguir haciéndome sus preguntas o formulando sus surrealismos en formspring y comentando la jugada en Facebook (ojo, pronto habrá eventos aquí). Por último, o no, mis pamplinas seguirán asomándose por twitter, dónde también aspiro a que conversemos. Redes sociales a mí...

Como ven, no es una despedida. Les espero al otro lado y les mando mis mejores deseos: porno.

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