Todo es posible

Podemos evitarlo

Una colega lejana necesita ayuda urgente y por eso le dedico estas líneas. Se trata de Yirgalem Fisseha,
30 años, una de las pocas mujeres periodistas eritreas, que el 22 de febrero de 2009 fue detenida, junto al resto de la plantilla, cuando la Policía asaltó la emisora Radio Bana. Fue encerrada en una prisión militar por el simple hecho de contar lo que sucede en Eritrea, uno de los estados más jóvenes del mundo, situado en el Cuerno de África, donde se vulneran los derechos humanos. Hace una década que el presidente Issaias Afeworki ordenó una ofensiva contra la libertad de expresión y cerró numerosos medios de comunicación.

Yirgalem lleva tres años en la cárcel, sin acusación ni juicio ni posibilidad de defensa, como les sucede a otros 34 periodistas del país. Elijo su nombre, entre todos los demás, porque ha sido apadrinada por la sección española de Reporteros Sin Fronteras. Es una campaña que, a veces, da resultado, pues dos de mis anteriores apadrinados, ambos birmanos, salieron en libertad.

Sólo sabemos que Yirgalem vive incomunicada en condiciones penosas y en las últimas semanas ha sido sometida a un régimen de aislamiento. Se ha deteriorado gravemente su salud y tenemos miedo por su vida. En este día nos hemos dirigido a la señora Amadei, embajadora de la Delegación de la Unión Europea en el Estado de Eritrea, para pedirle que exija a las autoridades la liberación de la periodista que decidimos amparar, con la esperanza de evitar su muerte. Para lograrlo debe conocerse su situación fuera de Eritrea. Vivo en un país donde no me encarcelan por contar lo que pasa. Ella no tuvo esa suerte, por eso tenemos que ayudarla.

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