Trabajar cansa

Tráiganos al menos una camiseta

"La cumbre será el verdadero test para comprobar si los dirigentes mundiales saben responder a la crisis" -David Miliband, ministro británico de Exteriores- 

                           

 La humanidad contiene la respiración esta semana a la espera de lo que decidan los grandes jefes del G-20 en Londres. La emoción es tan grande que muchos no hemos podido aguantar, y hemos salido este fin de semana a la calle a celebrarlo por anticipado y expresar nuestro agradecimiento.

Nuestra confianza tiene bases sólidas: toda una tradición de cumbres internacionales de probada eficacia. De los últimos años recordamos decenas de reuniones de alto nivel, a cual más importante: sobre el hambre, el sida, el cambio climático, el conflicto árabe-israelí... ¿Tenemos un problema? Nada como una cumbre para que en un par de días nuestros líderes lo resuelvan y no se vuelve a hablar del tema, oiga.

La del G-20 lo tiene todo a su favor para triunfar: de entrada sólo va la crème de la crème, los más gordos, y no todos esos paisitos que hacen interminables las asambleas de la ONU. La agenda prevista también promete: sanear el sistema financiero y reforzar el FMI.

Ésta de Londres nos ilusiona especialmente porque estaremos representados por nuestro presidente. Tenemos grandes esperanzas en él, por lo que puede aportar para solucionar la crisis, y por lo que nos traiga cuando vuelva. Esperamos que por lo menos se acuerde de traernos una camiseta simpática, de ésas que pone "Mi presidente estuvo en el G-20 y sólo me trajo esta camiseta".

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