Trabajar cansa

Los Juegos, sin consentimiento informado

"Una de nuestras grandes ventajas es el apoyo popular, que se ha incrementado de forma extraordinaria" -Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid-

 

No es la primera vez que sostengo una opinión minoritaria, pero pocas veces me he sentido tan solo como en mi rechazo a que Madrid albergue los Juegos. Nada menos que el 93,6% de los españoles quiere que la capital sea sede olímpica, según una encuesta que los miembros de la candidatura llevaron a Lausana.

Y no sólo la ciudadanía. Según los organizadores, es "un tema de Estado", respaldado por la Casa Real, los gobiernos central, autonómicos y municipales, la patronal, los sindicatos y el mundo del deporte. No sé por qué no han incluido a la iglesia católica para completar el retrato de familia, porque seguro que los obispos dan su bendición.

El respaldo institucional lo doy por descontado. El consenso de todas las fuerzas políticas me extraña algo más (nunca he entendido el apoyo de IU). Y hasta asumo que el respaldo ciudadano sea mayoritario, pues la propaganda olímpica es eficaz. Pero, ¡un 93,6%! ¿Sólo al 6,4% nos parece mal?

Debo aclarar que no me opongo por fastidiar, ni por ninguna vocación de marginalidad, sino porque los Juegos me parecen un pelotazo disfrazado de espíritu olímpico que en una ciudad como Madrid puede ser la puntilla. Lo que no tengo tan claro es que ese 93,6% haya dado lo que en medicina llaman el "consentimiento informado". Como el cirujano con el paciente antes de entrar en quirófano, aquí nadie nos ha explicado cómo será la operación, qué nos van a extirpar, cómo nos van a dejar la cara, qué secuelas nos quedarán y, sobre todo, cuánto nos costará.

Sobre la candidatura olímpica no ha habido debate público, sólo adhesiones inquebrantables y globos de colores. Y esa falta de debate no es efecto sino causa de esa unanimidad.

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