Trabajar cansa

Una sentencia no cabe en un titular

"La resolución es incomprensible para cualquiera que tenga un mínimo de sentido común" -Micaela Navarro, consejera andaluza de Igualdad- 

 

Hace tiempo que el tiro al juez se convirtió en deporte nacional. En cuanto se pone a tiro un togado, nos lanzamos al cuello. En el imaginario popular el sistema judicial es lento, arcaico, rígido, insensible, endogámico y melindroso. No digo que no haya jueces nefastos y sentencias escandalosas, pero tenemos ya una predisposición que hace que, ante decisiones controvertidas, tiremos por la calle del medio, pongamos el grito en el cielo y exijamos expedientes, investigaciones, sanciones y reformas legales. 

Ocurre a menudo cuando hay niños por medio. Si encima hay malos tratos en la misma frase, ya no seguimos leyendo, nos basta el titular indignante para mandar al juez a la hoguera. Pero en muchos de esos casos que tanta "alarma social" despiertan, si uno rasca un poco descubre que no todo es tan simple como se cuenta. Si uno además investiga un poco, y lee la sentencia, tal vez los motivos de indignación se desinflen, o desaparezcan. 

No digo que ocurra esto en el caso de la niña sevillana cuya custodia ha pasado a su padre, condenado por maltrato psicológico, pues no lo conozco en detalle. Pero basta leer con atención para sospechar que, bajo el titular de "Un juez da la custodia de una niña a un maltratador", puede haber muchas circunstancias que ignoramos. 

Si impartir justicia es complejo, en los casos de familia mucho más. Pocas cosas tan subjetivas como un divorcio con hijos. Cuando ambas partes chocan y el asunto se judicializa, no querría yo estar en el pellejo del juez. Si encima aparece el maltrato, con la presión ambiental que existe al respecto, más aún. Por eso, ante noticias así, suelo dar el beneficio de la duda. Aunque sea más fácil poner el grito en el cielo.

Más Noticias