Trabajar cansa

Hoy vuelve a ser Día del coche

"La idea de que Madrid no es una ciudad adecuada para las bicicletas es algo ya muy superado" -Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de Madrid- 

          

Ayer se celebró en muchas ciudades el "Día sin coches". Vale, ya sé que no les cuento nada nuevo. Todos se dieron cuenta, pues cada año es un acontecimiento que no pasa desapercibido. Y no porque hubiera menos coches en las calles -hubo los mismos atascos de cada día-, sino por la simpática costumbre de nuestros gobernantes de dejarse ver montando en bicicleta o subidos al autobús, para demostrarnos lo fácil que es dejar el coche en casa, incluso el coche oficial.

Convertidos en ciudadanos ejemplares, nuestros alcaldes aprovechan ese día para renovar sus viejas promesas de trabajar por un transporte "sostenible", con menos atascos, menos contaminación y ruido. Tal vez por eso ayer los nuevos propietarios de Opel anunciaron que despedirán a más trabajadores de los inicialmente previstos, aterrorizados ante esa prometida e inminente España con menos coches.

Lo del "Día sin coches" es ya otra fecha tan destacada como vacía, que provoca tanta indiferencia ciudadana como los días sin tabaco o sin televisión, los ayunos solidarios o los apagones para denunciar el calentamiento climático. Los ciudadanos tenemos nuestra parte de culpa, claro, pero los gobernantes tampoco nos motivan demasiado. Fíjense que en algunas ciudades adelantaron la celebración al domingo para no obstaculizar el tráfico.

Frente a un día sin coches al año hay trescientos sesenta y cuatro días no ya con coches, sino volcados en el coche, en los que todo gira en torno a las benditas cuatro ruedas: subvenciones a fabricantes, ayudas a compradores, más autovías y ciudades planificadas para el vehículo privado. Estamos todavía muy lejos de la ciudad habitable que Marc Augé sueña en su "Elogio de la bicicleta".

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