Trabajar cansa

El mar de fondo de la memoria

"El Valle de los Caídos es un lugar de culto, mitad basílica, mitad cementerio, similar al de Omaha Beach" -Jorge Fernández Díaz, diputado del PP- 

                    

Tras la marejadilla de la Transición, en los ochenta volvió la calma chicha. El susto del 23-F, y la esperanza inicial por la victoria socialista del 82, desactivaron o desanimaron a quienes creían que la muerte de Franco era el momento de dignificar a sus víctimas. 

Tuvimos dos décadas de calma chicha, prolongación de esa "extraordinaria placidez" que fue el franquismo. Y de repente, con el cambio de siglo, se reanudó el oleaje, que hasta hoy no ha cesado, por mucho que le hayan opuesto diques y playas legislativas donde esperaban que las olas rompiesen mansas. 

Solemos fijarnos en las olas, cuanto más grandes más visibles: la actuación de Garzón, la retirada de estatuas, la fosa de Lorca o ahora el Valle de los Caídos. Pero esos momentos, con ser notables, son sólo olas, que hacen ruido y salpican, incluso empapan. Lo importante es dónde se originan: el mar de fondo continuo, el trabajo de cientos de personas que, con su escaso tiempo y medios propios, mantienen vivo el asunto frente a la desidia de las administraciones. 

Entre quienes mueven el agua y acaban provocando grandes olas, en ese mar de fondo que no recibe tantas portadas, uno de los mayores agitadores es Cecilio Gordillo. A muchos no les dirá nada su nombre, pero a su trabajo, a sus insomnios y a su cabezonería debe mucho la democracia. Cecilio es el cerebro en la sombra de iniciativas como la admirable "Todos los nombres", que lleva años completando un censo de víctimas y dando una biografía a cada una; o la actual campaña para que sean inscritas en los registros civiles. Cecilio está empeñado en que no cese la marejada mientras bajo el mar queden tantos muertos pendientes de dignificar. Gracias, Cecilio.

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