Trabajar cansa

Arena saharaui en los ojos

"La situación de la señora Aminatou la ha creado ella misma, y sólo ella puede salir. Por ejemplo, pidiendo perdón" -Abderrahman Leibek, cónsul de Marruecos en Canarias-

             

En el desierto, las afecciones oculares son frecuentes. La sequedad del terreno, las tormentas de arena y la exposición continua al sol dañan los ojos. Así, entre los saharauis que malviven en campamentos abundan las enfermedades oculares, agravadas por su penuria material.

En prevención de esos daños, los gobiernos europeos evitan mirar al Sahara Occidental, para que no les entre arena. Sobre todo el español, quien más debería mirar por responsabilidad histórica. Ante los continuos abusos marroquíes nuestro gobierno gira la cabeza y se tapa los ojos, que el polvo del desierto es muy molesto.

Esta vez sin embargo se le ha metido en el ojo un grano más gordo de lo habitual: la activista saharaui Aminatou Haidar, en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote tras ser sacada ilegalmente en acción coordinada de las autoridades marroquíes y españolas. Ahora no saben cómo quitarse ese molesto grano de arena, y crece la irritación mientras se deteriora la salud de Aminatou.

Nuestros gobiernos llevan décadas mirando para otra parte, desentendiéndose de los saharauis, que sufren represión y están aislados por un muro que ríete tú del israelí. De paso, colaboran con Marruecos en la explotación de las riquezas del Sahara Occidental, empezando por sus abundantes caladeros de pesca, mediante un acuerdo que seguramente se renovará bajo presidencia española de la UE.

Si los gobiernos se tapan los ojos, los ciudadanos no, siempre solidarios con nuestros palestinos saharauis. Si ustedes tampoco temen la arena en los ojos, sepan que mañana a las doce levantaremos una gran haima en Rivas Vaciamadrid: un concierto de apoyo a Aminatou, y para presionar al gobierno.

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