Trabajar cansa

'Photocall' a la puerta del juzgado

"Ha podido haber algunos excesos, que forman parte de la naturaleza de nuestro trabajo, pero en general fue correcto." -Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa-

                     

Me conmueven los golpes de pecho que los medios se dan a cuenta del muchacho falsamente acusado de asesinar a golpes a una niña. Ya verán lo que dura el propósito de enmienda. ¿Algún ingenuo piensa que es el fin del género periodístico más exitoso: el photocall permanente a la puerta de los juzgados?

Dentro de su desgracia, el chico ha tenido suerte: el suceso se aclaró en cuestión de horas, y los medios compiten hoy por rehabilitar su honor con el mismo fervor con que hace tres días rivalizaban por darle la pedrada más gorda. Pero imaginen que no hay autopsia concluyente, y que llega a juicio para ser absuelto dentro de unos meses. ¿Quién se acordaría entonces para rectificar?

No sería la primera vez que un inocente es condenado por adelantado en los medios, y meses después su absolución no merece una sola línea. El daño es enorme, más con ese archivo de antecedentes que es Internet. Un día tu jefe, tu nueva novia o tu casero pone tu nombre en Google y descubre que eres un pederasta, un terrorista o un corrupto. Ya puedes contarle que saliste limpio, que ya verás.

El sábado, el mismo día que se crucificó en portada a este chico, ya se sabía que no hubo violación, de manera que el monstruo perfecto –asesino y violador- se quedaba en monstruo a secas. Si los desgarros vaginales y anales habían desaparecido en un segundo examen, si la madre negaba los hechos, ¿no era aconsejable un poco de prudencia? Pues no.

Otro día hablamos de la otra parte: la presión histérica que todos ejercemos sobre médicos, policías, jueces y servicios sociales cuando hay niños de por medio, y que les lleva a curarse en salud, para no ser ellos los linchados.

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