Trabajar cansa

Buen intento, Majestad

"La Casa Real nos pidió un cambio en la escena tradicional del mensaje por otra más nueva y distinta." -Alberto Oliart, presidente de RTVE-  

                                   

Estoy impaciente por ver el mensaje del rey de esta noche, tras el anuncio de que habrá novedades para "modernizar" una retransmisión que ha mantenido el mismo aire rancio durante tres décadas. ¿En qué consistirán los cambios? ¿Mobiliario de Ikea? ¿Un simpático belén de playmobil? ¿Escenario virtual? ¿Cámara lenta con efecto bullet time

Nada, no se hagan ilusiones: al final todo quedará en un poco de colorido, algún movimiento de cámara, mejor iluminación y para de contar. Pero habrán conseguido el objetivo buscado: que a las nueve estemos todos delante del televisor para ver, no el discurso (tan previsible como inane), sino los anunciados cambios. A ver si con el anzuelo de las novedades levantan una audiencia que cae año tras año, y de paso desactivan la cacerolada republicana que desde hace días viene convocándose en Internet. 

Si la cosa funciona y picamos, el año que viene ya se inventarán otra cosa para camelarnos: que no lleve corbata, que alterne en su discurso las distintas lenguas oficiales, que hable mientras pedalea o que imite a Chiquito, cualquier cosa que convierta en curiosidad la indiferencia de los espectadores, y que rompa, al menos en el envoltorio, la imagen apolillada de un rey paternal que antes de la cena más familiar del año echa unas palabritas a su grey. 

Pues que tengan cuidado con los cambios. Ya deberían saber en TVE que las innovaciones en materia monárquica suelen chirriar, y al final no gustan ni a los fieles ni a los detractores. A no ser que con los cambios aspiren a ganar el recién creado Premio Nacional de Televisión. Total, si este año lo ha ganado un formato tan innovador como Cuéntame, por qué no lo va a ganar el mensaje real.

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