Trabajar cansa

Casi mejor que no reconstruyan Haití

"Todos estamos conmocionados de ver cómo, año tras año, uno de los países más pobres está bajo amenaza de catástrofe" -Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI- 

               

Les copio el testimonio de una madre haitiana, habitante de Cité-Soleil, la mayor bidonville del hemisferio occidental: "Por todas partes hay un agua verdosa y maloliente. Los mosquitos nos devoran. Mi hijo de cuatro años tiene bronquitis, malaria y ahora parece que también tifus. El médico dice que si no lo cuido lo perderé." 

Tremendo, ¿verdad? Pero tiene truco. No es de hoy, sino de hace tres años, y aparece en Planeta de ciudades miseria, el alucinante libro de Mike Davis sobre los slums, los pozos de mierda en que malviven millones en el mundo, y entre los que Puerto Príncipe ya descollaba antes del seísmo. 

De hecho, los medios podían haberse ahorrado el envío de fotógrafos: con tirar de archivo, podrían aprovechar cualquier foto de la desolación previa al terremoto y hacerla pasar por imagen de sus efectos. No se notaría demasiada diferencia. Pero claro, tal vez no tenían mucho que rascar en los archivos, pues la desgracia de los haitianos nunca nos ha importado. 

¿De verdad van a reconstruir Haití? Reconstruir quiere decir volver a levantar lo que se cayó, y no parece la mejor idea volver al día previo al terremoto, pues ya era infernal. ¿Se trata entonces de empezar de cero, hacer un país nuevo? Perfecto, dónde hay que firmar. 

¿Y quién se ocupará de ello? ¿La misma misión internacional que lleva años tutelando el país sin reducir la miseria, la violencia y la corrupción? ¿El FMI, que hoy promete millones, y que durante décadas impuso allí sus brutales recetas de ajuste? ¿Estados Unidos, que tanto ha contribuido a hundirlo? ¿Una conferencia de donantes, como las cuatro que ha habido desde 2004? Los haitianos necesitan ayuda, sí. Pero de verdad.

Más Noticias