"Los bancos nos dejamos llevar por una autosuficiencia que no debimos tener. Pero no se volverá a repetir." -Lloyd Blankfein, presidente de Goldman Sachs- 

Que el anuncio de Obama, de que los bancos devolverán "hasta el último centavo" de las ayudas recibidas, se haya convertido en noticia, significa que no hemos cambiado nada con la crisis, y que seguimos pensando igual que antes. Que cause sorpresa una propuesta así quiere decir que veríamos como algo normal que no lo devolvieran todo. Algunos hasta se sorprenden al saber que buena parte de las ayudas ya han sido devueltas, como si diesen por descontado que eran a fondo perdido, un regalo. 

Si nosotros no hemos cambiado, tampoco los bancos. Nada de propósito de enmienda: vuelta al reparto de bonus millonarios, y rechazo a cualquier exigencia del mismo Estado que les dio oxígeno cuando boqueaban. Es más, ya anuncian que el nuevo impuesto repercutirá en los usuarios. 

Y eso que la propuesta de Obama es una devolución en muy cómodos plazos, un pellizquito de nada durante varios años, y sólo se refiere a una parte de los billones quemados. Ni se van a enterar, y a cambio podrán seguir como siempre, a sus cositas. Nada que ver con la manera en que esos mismos bancos actúan para recuperar lo que prestan. Estos días, por ejemplo, se recuerda cómo Estados Unidos invadió Haití en 1915 para cobrar lo que se debía al Citibank. 

De todas formas, ya veremos en qué queda la promesa. El anuncio de que apretará las tuercas a todos los bancos, incluso los que no recibieron ayudas, permite a Obama recuperar popularidad en un momento bajo, y aliviará la indignación ciudadana contra los bancos. Pero cuando la medida pase por las cámaras legislativas, ya veremos si no sale tan descafeinada como la reforma sanitaria. Y es que la banca, lo sabe Obama, siempre gana. Y la norteamericana más.