Trabajar cansa

Los mercados muerden más que los trabajadores

"Este país lo que menos necesita es una huelga general en un momento como éste. Decisiones tan serias hay que madurarlas mucho." -Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CCOO- 

                   

Según repiten los expertos, el plan de medidas del Gobierno "ayudará a tranquilizar a los mercados", "devolverá la confianza a los mercados" y "calmará la ansiedad de los inversores". De hecho, el mensaje que Obama comunicó al presidente Zapatero en la conversación telefónica del martes fue claro, como una orden y en tono de alarma: "Hay que calmar a los mercados."

No sabemos lo que durará la calma, ni si cuando se aburran de mordisquear el plan de recortes volverán a ponerse nerviosos y enseñarán otra vez los dientes. Lo que sí sabemos es que la tranquilidad de los mercados se consigue a costa de la intranquilidad de los trabajadores, que hoy estamos muy cabreados. Pero claro, no es esperable una llamada de Obama que exija: "Hay que calmar a los trabajadores".

Parece claro que los mercados muerden más que los trabajadores, y por eso los gobiernos se apresuran a llenarles el comedero para que no pierdan la paciencia. "Quieto, mercado, ya está, ya está, tranquilo, tranquilo..." Los trabajadores en cambio hace tiempo que no enseñamos los dientes, y muchos están incluso desdentados, de ahí que no demos mucho miedo. Fíjense los griegos: ellos sí han perdido la calma y han sacado colmillo, pero no parece que el gobierno griego les tema lo suficiente, y lo previsible es que la protesta se vaya desinflando con el paso de las semanas.

Y es que, por muy mosqueados que estemos hoy los españoles, el Gobierno sabe que no hay cabreo que no se aplaque con tiempo, un buen argumentario y un mundial de fútbol. En cuanto a lo primero, es el abecé de todo gobernante: no hay protesta, por dura que sea, que no se enfríe con el tiempo. Sobran los ejemplos en los últimos años, y hoy además partimos de temperaturas ya de por si templadas, tirando a frías. En cuanto a lo segundo, ayer varios ministros se aplicaron a fondo en exprimir el argumentario de urgencia, que empezará a calar. Y lo tercero, el mundial, no queda ni un mes. Si encima España da alguna alegría, las penas y el cabreo serán menos.

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