Trabajar cansa

La gota china de la reforma laboral

"Es urgente una revisión radical del mercado laboral, una reforma ambiciosa y amplia para evitar perder una oportunidad histórica." -Informe sobre la economía española del FMI-

 

Como ya parece seguro que no nos libraremos de la reforma laboral, que con acuerdo o sin acuerdo de la próxima semana no pasa, me he entretenido mirando la hemeroteca para ver cómo hemos llegado hasta aquí, cómo han conseguido, si no convencernos, sí al menos que veamos esa reforma como inevitable a estas alturas.

Como ayer recordaba, el diálogo social que ahora concluye arrancó hace casi dos años, en junio de 2008. Entonces, aunque la patronal y sus comparsas repetían la misma canción de siempre, tanto Gobierno como sindicatos insistían en que no había ninguna reforma laboral a la vista, y que el coste del despido no estaba sobre la mesa.

Eran otros tiempos, es verdad: la crisis sólo asomaba la patita, la burbuja aún aguantaba, y el PIB no caía, sólo se desaceleraba. Y sobre todo había dos millones de parados menos. A partir de ese momento, fue sentarse a la mesa y empezar el raca-raca de la reforma laboral, sin hablar de otra cosa. La situación económica se fue deteriorando, cierto. Pero si van a la hemeroteca verán que ese deterioro no ha sido tan decisivo como la labor propagandística para crear la necesidad de una reforma laboral.

Hemos sido sometidos a una tortura equiparable a la gota china: ya saben, la gotita que cae machacona sobre la cabeza del reo durante meses, hasta agujerearle el cerebro si no enloquece antes. La gota china de la reforma laboral ha sido constante: plop, plop, plop, reforma, reforma, reforma, una semana y otra y otra, expertos, institutos, organismos internacionales, gobernador del Banco de España, ministros y comisarios europeos insistiendo en la misma idea.

Y sin embargo, todavía somos muchos los que no tragamos con la inevitabilidad de una reforma del mercado de trabajo, por pesada que sea la gota, y nos resistimos a aceptar que sea imprescindible y urgente para salir de la crisis. Tal vez por eso hay quien apuesta por abrir más el grifo, y probar otra tortura más rápida: el waterboarding, el ahogamiento simulado. Vía decreto nos pueden meter la reforma de un manguerazo. A riesgo de que más de uno se ahogue.

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