Trabajar cansa

El Macguffin de la crisis

"Es una nueva fase de la crisis: tras el rescate de los bancos hay que rescatar a los estados, que deben adoptar medidas impopulares para salir de la crisis." -Pedro Pablo Villasante, secretario general de la patronal bancaria AEB-

 

Hoy cumple cincuenta años Psicosis, el gran clásico de Alfred Hitchcock. Todos saben de qué va, incluso si nunca la han visto: un psicópata que se disfraza de su madre muerta y asesina a los incautos que hacen noche en su motel. Pero los primeros espectadores que la vieron en 1960 cayeron en la trampa tendida por el director: durante muchos minutos creyeron que la película iba de una secretaria que se fuga llevándose 40.000 dólares de su empresa. Hasta que de repente, la que parecía protagonista desaparece de escena, asesinada a cuchilladas, y la película se convierte en otra cosa, olvidándonos del robo.

Se trata de un recurso narrativo que el propio Hitchcock bautizó como ‘Macguffin’: una excusa argumental para enganchar al espectador, mediante una historia atractiva que le mete en la película para, una vez ganada su atención, contarle lo que el director pretendía. Es un truco muy usado en el cine y la televisión, pero también en otros ámbitos.

La crisis económica, sin ir más lejos, es un buen ejemplo del uso del Macguffin. Cuando empezó la película nos parecía muy claro el argumento: un puñado de grandes bancos, inversores, inmobiliarias y agencias de bolsa habían provocado una crisis financiera, tras la que estaba la codicia sin límite de los malos malísimos de la película. Así nos engancharon con la trama, y nos metimos en una historia que pintaba bien.

Pero pronto comprobamos que aquello era un Macguffin de libro. Los villanos iniciales salieron de escena, y la que parecía una película sobre la debacle del capitalismo y su necesaria refundación se convirtió en otra cosa: una historia de ajustes brutales, ataques a las economías nacionales y recortes de derechos sociales. Como en Psicosis, nos hemos encontrado por sorpresa con una peli de terror, que nos tiene a todos asustados, y a merced de los golpes de efecto que algún macabro guionista va introduciendo: países a punto de quebrar, bolsas desplomadas y ataques de esos fantasmales mercados que, como Norman Bates, se ponen la peluca para lanzar cuchilladas.

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