Trabajar cansa

La memoria, otra víctima de la crisis

"Aunque se trata de un interesante proyecto desde el punto de vista memorialístico, no se dispone de presupuesto para abordar este proyecto." -Carta de la Consejería de Gobernación, Junta de Andalucía-

 

La crisis no sólo se está llevando por delante puestos de trabajo, empresas y derechos sociales. También está enterrando muchas iniciativas que ya estaban en marcha, con años de trabajo detrás, y que con el argumento de que estamos en crisis y que hay otras prioridades, son hoy desatendidas.

Es el caso, por ejemplo, del plan para convertir en ‘lugar de la memoria’ el campo de concentración de Los Merinales, en Dos Hermanas (Sevilla). Me cuenta Cecilio Gordillo, agitador incansable de todo lo que tenga que ver con la dignificación de las víctimas del franquismo, que la Junta de Andalucía se está desentendiendo por completo de sus compromisos, con la excusa de que no hay dinero. Y eso pese a que las actuaciones propuestas no implican gasto.

Hace más de diez años que Cecilio y sus compañeros llevan peleando porque sepamos cómo se construyó el Canal del Bajo Guadalquivir, conocido hoy como el Canal de los Presos, enorme obra que transformó 80.000 hectáreas de marismas y pastos en regadíos. Fue posible mediante el trabajo forzoso de miles de republicanos, en el mayor campo de concentración tras la guerra. En estos años han conseguido implicar a investigadores, organizaciones sociales y sindicales, instituciones, partidos y la propia Junta de Andalucía, que durante un tiempo se mostró favorable.

Ahora el proyecto está bloqueado, y la única respuesta es ésa que vale lo mismo para un roto que para un descosido: la crisis. Aunque también hay quien sospecha razones urbanísticas, por el destino del terreno donde estuvo el campo. Lo cierto es que el PSOE, lo mismo en Andalucía que en el Gobierno central, se está desentendiendo de las víctimas del franquismo. Ahí está la ley de memoria, cuyo desarrollo nunca llega.

Se entiende que hoy las prioridades son las que son. Pero si, aparte de otras pérdidas, salimos de la crisis con menos memoria, mal vamos. Porque además, los familiares de las víctimas ya han comprobado que tampoco en tiempo de bonanza atendieron sus reivindicaciones. ¿Por qué ahora deberían esperar al regreso de las vacas gordas?

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