Trabajar cansa

Romanones en Wall Street

"El pueblo estadounidense no tendrá que volver a pagar los errores de Wall Street. No habrá más rescates financieros pagados por los contribuyentes." -Barack Obama, presidente de Estados Unidos-

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Mañana será otro día histórico en Washington, y ya hemos perdido la cuenta de cuántos van desde que Obama llegó a la presidencia. Firmará la ley de la reforma financiera, que desde este lado del Atlántico es recibida con más expectación que allí, sobre todo por el contraste que marca con los gobernantes europeos, que todavía no han sido capaces ni de ponerle una tasa a la banca para sus propios rescates -por lo que de refundar el capitalismo mejor no hablamos-.

Ya antes de ser firmada, la reforma financiera de Obama ha tenido su primera consecuencia: ha dejado sin habla a Wall Street. No se ha oído una sola voz de protesta, ni un banquero, ni una agencia bursátil, ni un broker que levante la voz contra algo que va dirigido a ellos. O la reforma es tan contundente que deja sin palabras a los tiburones, o no están demasiado preocupados por los cambios que se avecinan.

Y es que, como ya ocurrió con la reforma sanitaria, la financiera se ha ido descafeinando según se negociaban apoyos entre congresistas y senadores, y bajo la presión del poderoso lobby de Wall Street. La que se presentaba como la mayor transformación desde la Gran Depresión se ha quedado en reformita, y muchas de las medidas más esperadas se han caído o suavizado mucho. Así ha sucedido con la llamada "regla Volcker", que iba a prohibir a los bancos comerciales invertir en fondos especulativos, y que se ha quedado en una limitación al volumen de esas inversiones, lo que no deja de ser una ayuda a los grandes bancos para que no se suiciden otra vez.

Pero es que además todos los analistas coinciden en que su aprobación es sólo el principio, pues para que la ley sea efectiva habrá que desarrollar más de 500 nuevos reglamentos. Un proceso largo, técnico y alejado de los focos, donde se hará notar más la presión de Wall Street.

Se atribuye a Romanones aquella frase cínica de "que los diputados hagan la ley, y me dejen a mí los reglamentos." Pues ése es el lema hoy en Wall Street, ante la reforma financiera. Déjennos a nosotros los reglamentos, que ya verán qué apañadita queda la reforma.

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