"Esto no sólo es un mensaje para los trabajadores, también para los empresarios, porque la principal riqueza no es el cobre, sino los mineros." -Sebastián Piñera, Presidente de Chile-
.
Llevamos una temporada que las riquezas del subsuelo nos están poniendo todo perdido. No ganamos para sustos y disgustos: entre el petróleo de la plataforma de BP, el cobre que enterró a los chilenos, el carbón que puso en huelga a nuestros mineros y el aluminio húngaro que enrojeció un pueblo entero y casi tiñe el Danubio, vaya racha.
Además, está comprobado que la exposición a estas sustancias afecta a nuestros sentidos y embota nuestro entendimiento. El petróleo, el cobre, el carbón o el aluminio se nos meten en los ojos, impidiéndonos ver toda la realidad que existe en torno a ellos.
Así, el negro del agua petroleada vela la evidencia de que cada vez cuesta más sacar crudo, hay que rascar más profundo, con más riesgos y más dificultades en caso de accidente; el brillo del cobre deslumbra e impide ver la explotación laboral; el polvillo del carbón tapa la falta de soluciones para las poblaciones encadenadas a la mina; y el rojo intenso y pegajoso del residuo alumínico oculta el peligro de las muchas balsas incontroladas que nos rodean.
Sí, de todo eso se ha hablado y se ha escrito, pero muy poco, y siempre a la sombra del resplandor mediático de costas negras, mineros rescatados, trabajadores marchando por la carretera y paisajes rojos.
Pero además, la exposición a estas sustancias no sólo provoca ceguera parcial; también amnesia. En cuanto pasa la noticia se nos olvida todo, y días después nadie se acuerda de los riesgos de plataformas petrolíferas a cada vez mayor profundidad, de las condiciones laborales de unos mineros, del futuro de otros, o de la amenaza de vertidos. Hasta la próxima desgracia.
Tampoco parece que estemos dispuestos a vivir con menos petróleo, cobre o aluminio. Por mucho que publiciten las energías renovables, la máquina cada vez chupa más gasolina. En cuanto al cobre, está por las nubes, y los cables en uso son robados como si fueran de oro. Y qué decir del aluminio, tan presente en nuestra vida y que creíamos una cosa limpia, como de laboratorio, hasta que hemos visto la mierda que deja su producción. Todo muy sucio. Y muy peligroso.
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>