Trabajar cansa

Demos entre todos confianza a los mercados

"Son medidas necesarias, muestran determinación, van en la dirección adecuada, y confiemos que ayuden a reforzar la confianza de los mercados." -Joaquín Almunia, Comisario Europeo de Competencia-

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Vale, ya me queda clara la estrategia: se trata, como repiten ministros y expertos, de "enviar mensajes" a los mercados para que recuperen la confianza. Así que durante una temporadita, hasta que se les pase el hambre o encuentren otra víctima más fácil, debemos poner todos de nuestra parte para convencerles de que somos gente seria y vamos "por el buen camino".

Ayer tuvimos un buen ejemplo de cómo funciona el envío de mensajes, donde cada uno hace su parte: el gobierno anuncia nuevas reformas y recortes; los empresarios las valoran como "positivas" –con la inevitable coletilla de que esperan que sea sólo un "primer paso"-; la comisión europea las celebra y dice estar gratamente sorprendida por lo aplicado que es el presidente español; y la bolsa sube llevada por el optimismo. Mensaje recibido.

¿Y los trabajadores? ¿No participamos en esa recuperación de la confianza? ¿Qué podemos hacer para convencer a los mercados? Una posibilidad sería unirnos al entusiasmo, mostrar alegría por las medidas: ¡Bravo, por fin les quitan los 426 euros a los parados! ¡Ya era hora de que llegasen las tan esperadas agencias privadas de colocación! ¡Vivan las rebajas fiscales a las empresas! ¡Bienvenidas sean las privatizaciones! ¡Reforma de las pensiones, ya!

No, no colaría, los mercados no son tontos. Y no es ésa la respuesta que esperan de los trabajadores. Ellos quieren ver sangre para convencerse que los tijeretazos van en serio y no son simulados. Cuando se convocó la huelga del 29-S algunos comentaron, entre cínicos y optimistas, que una huelga no era tan mala noticia, porque serviría para convencer a los mercados de que las medidas son tan duras que los trabajadores españoles estamos cabreadísimos. Y tras la huelga hasta lamentaron que no hubiera sido bastante fuerte para que los mercados se creyeran que aquí había una carnicería de derechos sociales.

Así que al final vamos a tener que pensar una respuesta contundente para que les llegue el mensaje a los mercados. Y así de paso le llega otro al presidente, y se entera de que estamos preocupados, asustados y cabreados.

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