Trabajar cansa

¿Otra huelga general es posible?

"Preferiría que no hablásemos de huelga general porque es el último recurso, y que insistiéramos en la necesidad del acuerdo." -Fernando Lezcano, secretario de Comunicación de CCOO-

.

Ayer hubo en toda Europa una jornada de movilizaciones sindicales contra las políticas antisociales. Se lo cuento por si no se han enterado, cosa muy probable si no vieron la tele, ya que tuvo más repercusión mediática que social. Nada raro, pues salvo en Grecia, en el resto la convocatoria era ya de partida más bien floja, no diremos que testimonial pero sí poco movilizadora.

No creo que los gobernantes que hoy se reúnen en Bruselas estén muy inquietos con la contestación social. Y entre los más tranquilos el español, que no habrá movido una ceja ante las insinuaciones sobre otra huelga general hechas desde los sindicatos mayoritarios. Entre el poco entusiasmo con que lo dicen, y el precedente del 29-S, puede dormir tranquilo.

Sigo pensando que aquella huelga, aunque parcial y desigual, no fue el fracaso que algunos esperaban. Ahora bien, más que en la paralización de sectores clave, el éxito de una huelga se mide por otros resultados: que consiga hacer rectificar al gobierno, y que logre una movilización ciudadana fuerte y con continuidad. En lo primero el fracaso es claro, y lejos de rectificar el gobierno anuncia más y peor. En lo segundo, los convocantes han dejado que se enfríe el ambiente tras casi tres meses.

De aquella huelga quedaron lecciones que siguen desatendidas. Entre otras, que UGT y CCOO no pueden convocar solos una gran huelga. Sin ellos no es posible. Pero ellos solos tampoco pueden. Es cierto que fue secundada por otros sindicatos, movimientos sociales, asociaciones de vecinos y todo tipo de colectivos. De hecho, sin éstos habría sido mucho menos. Pero aunque parezca igual, no es lo mismo apoyar que convocar, y no dejaba de ser la huelga de CCOO y UGT.

Bajo la apariencia de desmovilización y apatía, el malestar social es muy grande. Pero los sindicatos mayoritarios por sí solos no son capaces de dar salida a un malestar que a veces incluso se vuelve contra ellos. Tampoco los movimientos sociales y los sindicatos minoritarios llegan muy lejos sin contar con los dos grandes, por mucha voluntad que pongan. La conclusión parece obvia, ¿no?

Más Noticias