Trabajar cansa

Otra foto para el álbum de la paz social

"Ningún país en Europa ha hecho algo semejante. Todavía estoy viendo las manifestaciones en Francia; aquí ha habido acuerdo." -Ramón Jáuregui, ministro de Presidencia-

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A ver, colóquense y miren al pajarito. Muy bien, ahora sonrían. No, usted no hace falta que sonría tanto, señor presidente, conténgase un poco, y quite esa mano con el pulgar hacia arriba. Y ustedes dos, los sindicalistas, una sonrisita, venga, que parece que están en un funeral en vez de un pacto de Estado. Señor Toxo, quítese la chapa de "No a los 67", que se le ha olvidado. Señor Rosell, no se me despiste mirando para otro lado. ¿Esperamos al señor Rajoy o la hacemos sin él?

Apriétense un poco, por si quieren entrar los nacionalistas. Oiga, señor Rubalcaba, deje de cruzar por delante, por favor. Venga, ahora sí, sonrían todos. Repitan: "Patata, patata", o si prefieren "Pensiones, pensiones". ¡Flash! Muy bien, ahora otra con el boli en la mano, haciendo que firman. ¡Flash! Esperen, no se vayan, que tienen que dedicar una foto a Merkel.

Pues ya está, ya tenemos otra foto para el álbum de la paz social. Ha costado, pero ha quedado bien bonita, en el Salón de Tapices, el de las grandes ocasiones, para recordar aquellos Pactos de la Moncloa hoy mitificados dentro del mito de hierro de la Santa Transición. En efecto, como recuerda el texto firmado ayer (que dedica tres páginas a ensalzar las bondades del diálogo), la historia laboral y social de nuestra democracia es una sucesión de fotos como ésta, que dan para un álbum. No hay gobernante que no tenga su foto: la tuvieron Suárez y González, la tuvo Aznar y la tiene Zapatero.

Y en todos los casos la foto ha supuesto algún recorte, sea salarial, de derechos laborales o de pensiones, pues en España las reformas siempre son hacia atrás. Ésta no va a ser una excepción. Podemos discutir si era inevitable o si, como creemos muchos, puede oponérsele otra política económica. Pero lo indudable es que reducirá las pensiones futuras.

A mí las fotos del diálogo social, ésta y las anteriores, me recuerdan a los viejos daguerrotipos, que exigían que el retratado se estuviera muy quieto, incluso muerto, para salir en la foto. Una vez más son los sindicatos los que aceptan quedarse quietos para que la foto social no salga movida. Flash.

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