Trabajar cansa

Qué cara sale la carne barata

"Estamos comprometidos con el medio ambiente, la salud alimentaria, la seguridad laboral y el bienestar animal." -Declaración de principios de Smithfield, líder cárnico mundial-

.

Como son fechas de ferias del libro, les recomiendo un libro reciente. Con una advertencia previa: si comen carne, y quieren seguir comiéndola, no lean este libro, que ya desde el título nos compromete: Comer animales, de Jonathan Safran Foer. Comer animales, no "comer carne", pues solemos olvidar que el filete ha salido de un animal.

Ah, ya veo su sonrisa. "Otro animalista, el típico alegato a favor de los derechos de los animales", dirán algunos. Nada de eso. O mucho más que eso. Safran Foer se conmueve e intenta conmovernos con el sufrimiento de pollos y cerdos, sí. Pero ese argumento, que algunos tendrán en cuenta y otros despreciarán, no es el más contundente en su crítica a la industria alimentaria.

Aparte de cuestiones éticas, comer carne tiene un coste enorme sobre el medioambiente, es una de las actividades más contaminantes, pues cada kilo de carne requiere muchos más kilos de alimento para los animales, y genera toneladas de desechos. Si tampoco tienen sensibilidad ecologista, un tercer motivo, más egoísta: su salud. Las prácticas de la gran industria cárnica son un atentado sanitario, y Safran Foer entra en un debate que lleva años abierto, muy polémico: la relación entre la fabricación de carne (pues de eso se trata, fabricar carne como quien hace zapatos, con animales enfermos y atiborrados de medicamentos) y ciertas enfermedades.

Safran Foer es novelista, y Comer animales se lee como una novela. De terror. No cuenta nada que no sepamos o sospechemos, pero lo hace con detalle, y aterra ver el precio tan alto que hay que pagar para que el precio de la carne sea barato. Y para que algunos se enriquezcan. Porque como recuerda, la gran industria, la responsable de formas de producción horribles e insostenibles, no tiene como objetivo alimentar a la gente, sino ganar dinero.

Ah, por cierto. Yo no como carne desde hace quince años. Sí tomo pescado, y el libro me ha quitado las ganas. En estos quince años he tenido que responder muchas veces a la pregunta: "¿Por qué no comes carne?". Ahora ya tengo respuesta: este libro.

 

Más Noticias