Trabajar cansa

¿A dónde va el 15-M? ¿Va?

"Si se hubieran identificado con dos o tres objetivos pacíficos, habrían excluido la cantidad de disparates que van acumulando." -Felipe González, ex presidente del Gobierno-

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Aunque no sea ‘trending topic’, la pregunta más repetida del último mes es ésa: ¿A dónde va el 15-M? ¿En qué se va a convertir? ¿Cuáles serán sus próximos pasos? Pero curiosamente es algo que no se preguntan los manifestantes, sino quienes los observan desde fuera. De modo que la insistencia en que el movimiento defina sus objetivos y decida sus próximos pasos es un intento por acabar con aquello que lo hace más peligroso: su carácter imprevisible, y por tanto incontrolable.

¿Qué es eso de que salgan a la calle y un día paralicen un desalojo, otro ocupen un banco, al siguiente protesten ante un parlamento los recortes sociales, y al cuarto se manifiesten contra el Pacto del Euro? A ver si se aclaran ya qué es lo que quieren, que esto es un sinvivir.

Como toda pregunta intencionada, la de hacia dónde va el 15-M lleva respuesta incorporada. Cada vez que un político o un medio se pregunta por el futuro del 15-M, a continuación le señala un futuro posible. Y hasta ahora, son tres las respuestas que se le ofrecen: la primera, ya hemos visto, la criminalización, convertirlos en un problema de orden público. La segunda, su "normalización", su integración en el sistema, que redacten unos estatutos y elijan unos dirigentes con los que poder hablar de cosas serias, y no esta guasa de portavoces cambiantes.

Y en tercer lugar, la asimilación de su discurso, mediante la aceptación cosmética de algunas de sus propuestas. Ahí están Esperanza Aguirre o Francisco Camps anunciando cambios en la ley electoral, o la comprensión que muestra el PSOE hacia sus demandas, que previsiblemente derivará en un programa de reformas con guiño al 15-M por parte del candidato Rubalcaba.

Pero como decía, todos se lo preguntan menos los propios interesados. En vez de pensar hacia dónde va, el 15-M va. Hoy, por ejemplo, piensan tomar de nuevo las calles de las ciudades con grandes marchas, que en Madrid recorrerán toda la capital desde los barrios periféricos. Y mientras caminan, les preguntarán a dónde van, qué quieren. Pero no se pararán a responder.

 

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