Trabajar cansa

Gallardón no es el único con ilusión

 

Pensábamos que la promesa de recuperar la ilusión por la política era otra cosa, pero ahora vemos que no: las próximas elecciones van a ser una fiesta de ilusiones cumplidas, pero no las nuestras, sino las de quienes verán realizados sus sueños políticos.

El primero, el todavía alcalde Gallardón, que lleva dos días repitiendo que le hace muchísima ilusión ser diputado. Feliz como un niño con su entrada en la lista del PP por Madrid, cuesta creer que la ilusión del ambicioso Gallardón se agote en calentar un escaño del Congreso, sabiendo lo poco que lucen los diputados de infantería cuando están en la oposición. De ahí que todos asumamos que su ilusión apunta más alto.

"Lo que le haría de verdad ilusión a Gallardón es ser ministro", dijo ayer Esperanza Aguirre, que de los sueños del alcalde sabe mucho, y por eso hace cuatro años le cortó las alas, al sospechar que su ilusión apuntaba más alto que un ministerio ante la posible caída en desgracia de Rajoy. Entonces la presidenta madrileña dijo que para ilusión la suya, y los dos se quedaron sin cumplir su fantasía. Como esta vez, el 20-N, se hará también realidad la ilusión de Rajoy, Aguirre ya no ve tan peligrosos los deseos de Gallardón, y le deja ir.

El temor ya no es de Aguirre, sino de muchos madrileños. Porque si lo que a Gallardón le hace de verdad ilu es ser ministro, son palabras mayores. No sólo por el peligro de poner un presupuesto en manos de alguien que se funde millones de mil en mil, sino por la herencia que deja a los madrileños: a la lista de calamidades (una deuda espantosa y por varias generaciones, una atmósfera insana, una ciudad escaparate con barrios cada vez más abandonados) se suma otra desgracia sobrevenida: la posibilidad de que Ana Botella ocupe el sillón del Ayuntamiento.

Los méritos de Botella para un cargo así son tan evidentes que, cada vez que un comentarista la identifica como señora de Aznar y atribuye a la influencia conyugal su ascenso político, no se oye ni una sola voz feminista que rompa a su favor no ya una lanza, ni un mondadientes. De modo que uno se mosquea y se pregunta quién tiene más ilusión: si Gallardón por ser ministro, Ana Botella por ser alcaldesa accidental, o su marido por convertirse en alcalde consorte.

No sé ustedes, pero para mí es otro motivo para ir esta tarde a la manifestación. Será por motivos.

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