Trabajar cansa

Hace falta más 'Público'

 

Se me ocurren muchas razones para desear que este periódico supere sus dificultades y siga en los kioscos, pero hoy me quedo con una: para seguir molestando a todos los que ayer se frotaban las patitas de contentos al saber que Público tiene la soga al cuello. Los que sin disimulo lo celebraban en foros y redes sociales, y quienes tal vez guardan las formas pero lo festejan en la intimidad, pues vivirían más tranquilos y más impunes sin esta cabecera.

No caeré en los habituales y exagerados elogios post mórtem, pues todavía no estamos muertos. Sólo invito a los lectores a que entren en la hemeroteca y repasen las portadas de estos cuatro años. A mí me bastaría una docena de ellas para lamentar su desaparición; otros sólo necesitarán una portada para sentarse con ella a ver pasar el cadáver, aquella que más les metió el dedo en el ojo.

Las hay para todos, pues desde aquí hemos abierto fuego a discreción: los responsables de la crisis, la banca, las grandes empresas, la jerarquía católica, la monarquía (que antes de Público era mediáticamente intocable, y tal vez lo seguiría siendo hasta con urdangarines), el bipartidismo, los corruptos, los herederos del franquismo, el tea party ibérico, las fabricantes de guerras y los muchos mercaderes del miedo que nos rodean (en sentido literal, pues nos tienen rodeados).

Este es el periódico que se sumó a la huelga general y al 15-M, y que ha suministrado sin cesar materiales para la resistencia frente a la ‘doctrina del shock’. No es, ni ha pretendido serlo, la voz de la izquierda, pues los ciudadanos de izquierda no necesitan que nadie hable por ellos; pero sí altavoz, pues aquí tienen espacio quienes hasta entonces encontraban cerrados todos los micrófonos. Público logró eso que tan bien consiguen los diarios de derecha: que sus lectores se sientan identificados, que llevar el periódico por la calle sea una declaración de principios.

Nos espera un 2012 terrible, tras el "inicio del inicio". No es que Público vaya a impedir por sí solo los recortes y reformas, no soy iluso; pero no andamos sobrados de fuerzas como para perder estas páginas. Ánimo, compañeros.

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