Trabajar cansa

¡Este gobierno es de derecha!

 

Cuesta creerlo, pero es así: el gobierno del PP está haciendo una política de derecha. Según presentan sus planes los ministros, descubrimos que son todos de derecha. ¡Hasta Gallardón, que teníamos por un centrista moderado, ha resultado de derecha de toda la vida!

Ya, ya sé que no es ninguna sorpresa que un partido de derecha aplique un programa de derecha. De hecho, lo anunciado estos días estaba en el programa electoral. La vuelta atrás en el aborto, el endurecimiento penal, la eliminación de Educación para la Ciudadanía, el bachillerato de tres años y otras muchas reformas delicadas que vendrán eran compromisos de Rajoy, y sólo sorprende lo rápido que va a cumplirlos, que se va a quedar sin programa en el primer año de legislatura.

Ah, y por supuesto, la política económica también es de derecha: los recortes y reformas, las ya anunciadas y las venideras, incluida la temida reforma laboral, no se apartarán un milímetro de la ortodoxia liberal.

¿Y qué nos estás contando, Isaac? ¿Que el agua moja, el sol sale por levante y la derecha hace política de derecha? ¡Vaya obviedad! Sí, una obviedad. Pero me pregunto si lo encontrarán tan obvio todos los votantes del PP, y quienes el 20-N se quedaron en casa y facilitaron su mayoría absoluta. Aunque muchos puedan estar encantados, supongo que entre los casi once millones que le dieron su voto habrá también unos cuantos que no eligieron la papeleta popular porque quisieran que cambiase la ley del aborto, endureciera el código penal o reformase la educación con orientación conservadora.

El PP consiguió que en la campaña sólo se hablase de economía, paro y crisis, explotando el malestar que dejó el PSOE. Y ya advertimos entonces que su programa incluía muchas otras cosas. De hecho, eran éstas las verdaderamente decisivas, pues la política económica vendría dictada desde Bruselas y Berlín, como así está sucediendo. Es más: la única promesa que ha incumplido es precisamente económica, la subida de impuestos.

Si alguien se está arrepintiendo de lo que hizo el 20-N, demasiado tarde. Tienen cuatro años para lamentarlo.

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