Traducción inversa

La memoria alemana y la española

  La semana pasada tuvieron lugar dos hechos absolutamente contradictorios relacionados con  la memoria histórica europea. Por un lado, las autoridades alemanas, en un nuevo paso higiénico en relación con su pasado,  rehabilitaron jurídicamente la figura del desertor en la segunda guerra mundial. A partir de ahora, aquellos soldados de la Wehrmacht que se resistieron a la disciplina hitleriana, hasta hora considerados meros traidores (sic), pasan a engrosar las filas laureadas de la disidencia y la resistencia interior. Un hecho trascendental, por cierto, que ha pasado de puntillas por la prensa española.

  Mientras tanto, en España, tuvimos que ver las bochornosas imágenes del juez Garzón citado a declarar por el osado atrevimiento de pretender exigir responsabilidades judiciales por los crímenes franquistas. ¿Qué significan estas dos realidades simultáneas? Significan, simplemente, que Alemania y España abordan de manera  opuesta una misma circunstancia: la herencia de los crímenes y las arbitrariedades del fascismo. Por supuesto, no se me escapa que en un caso –el alemán- la barbarie fue derrotado con las armas, mientras que en el otro –el español- murió plácidamente en su cama rodeada por el equipo médico habitual.

  Sinceramente, no creo que haya que renunciar a ver  esto con una mínima objetividad. Puede que Hitler matara a millones de personas y Franco sólo (sic) a algunos centenares de miles pero, ¿de verdad ésa es la diferencia? Desengañémonos: este no será un país decente hasta que la parte de la sociedad que todavía disculpa al franquismo no se despoje de su pesada carga. ¿Lo veremos algún día?

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