Traducción inversa

Indignación y ETA

He leído y he escuchado pacientemente lo que se ha dicho en los medios conservadores sobre la revolución del 15M. De todas las tonterías que se han formulado allí, quizá sobresalga una: la de aquellos que, con una ingenuidad impostada digna de mejor causa, se han preguntado por qué los "indignados" no han expresado ninguna opinión sobre ETA. Así es, en efecto. No han entendido nada y su manera de evidenciarlo ha sido masticando, con la boca llena, esas tres letras fatídicas. ETA.

Miren ustedes: ya no soy joven y en política me considero un liberal de izquierdas. Digo liberal y digo bien: nada que ver con esa tropa obtusa de carcas retrógrados que se autodefinen con esa misma palabra, logrando el mismo efecto que si, en el mercado, sobre la caja de rábanos alguien colocara el letrero "patatas". Pues no cuela. Como liberal –como progresista- asisto al nacimiento de la protesta de mayo con esperanza, y con un poco de alivio. Cuando todos creíamos que está sociedad no tenía remedio han venido los jóvenes y han roto la baraja. Pues adelante con ello.

Es irónico pero, curiosamente, los botarates de "ETA" van a tener su razón. Dentro de veinte o treinta años, cuando se evalúe nuestro mayo con perspectiva, se observará que la revolución tranquila se dio simultáneamente a la desmilitarización del independentismo vasco. Un mismo espíritu reclama el cambio pacífico en todas partes, porque no se necesitan pistolas ni palos para defender ninguna idea. Para comprender eso, claro, algunos necesitarán varios lustros. Por eso son "conservadores".

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