La Razón se aplica mucho con la pretendida única lengua reglamentaria, pero flojea en matemáticas que es un primor. Decía ayer el periódico de Francisco Marhuenda en uno de esos titulares cuya tinta negra no evita que se vean en amarillo: "Doscientos millones al año y sólo el 11% de vascos habla euskera en casa". Igual que en los contratos chamulleros, venía luego la letra pequeña, donde, como si fueran calderilla, desaparecían 74 millones. Vean: "El presupuesto consignado este año por el Gobierno vasco para la promoción del euskera asciende a 126 millones de euros, un cuatro por ciento más que en 2007", comenzaba la noticia.

Ese es el redondeo estilo La Razón. Ahora viene la cuadratura: ¿un idioma que sólo habla en casa el 11% de los vascos tiene acogotado al castellano? Tampoco ahí salen las cuentas, pero a estas alturas de la canícula, el manifiesto está tan exprimido que hay que recurrir a la aritmética parda para sacarle una gota de bilis más.

Si estará agotado el asunto, que hasta en El Mundo, padrino de la cosa, Carmen Rigalt se atrevió ayer a disentir con sordina: "Si hasta ahora he burlado el tema, es porque no he querido darme por enterada", comenzaba excusándose la periodista catalana antes de resumir brillantemente su negativa a alinearse ni con tirios ni con troyanos: "Ya en mi más tierna infancia se decía que los catalanes hacían uso de su lengua para joder a los demás y desde el lado catalán se exageraba el victimismo, cargando las tintas en la envidia de Madrid".

Exangüe lo del idioma, el culebrón de moda es el del Foro de Ermua. Cual jabalí herido, el presidente bajado del machito, Iñaki Ezkerra, aprovechó ayer su artículo de La Razón para ajustar cuentas. Al hacerlo, nos descubre lo que todos sabíamos: "De pronto hemos asistido a una escandalosa y reincidente operación político-mediática por la cual se convertía, sin transición ni pruebas ni argumentos lógicos a los héroes en villanos. De pronto cualquiera podía ser sospechoso. Hasta determinadas víctimas del terrorismo han sido estigmatizadas por los que hasta ahora eran sus defensores". Mientras participó de lo que ahora llama "estalinismo de derechas", no dijo una palabra al respecto. Es lo que tiene ser expulsado del paraíso.

Tarjeta roja a Fernández Liria en la Ser

No del edén, pero sí del programa La Ventana de la Cadena Ser fue expulsado el viernes el filósofo y colaborador de Público Carlos Fernández Liria. En un momento del debate que mantenía con el antichavista de caricatura William Cárdenas, el profesor formuló a la conductora del programa en verano, Ana Guantes, preguntas como estas: "¿Usted no sabe la complicidad que tiene el Grupo Prisa con los medios de comunicación venezolanos? ¿Usted no sabe la amistad que tienen Gustavo Cisneros y las acciones que tienen Gustavo Cisneros en el Grupo Prisa? ¿Usted no conoce la empresa en la que trabaja?". Ante el tamaño del morlaco que se le venía encima, la sustituta de Gemma Nierga despidió a Fernández Liria. "No se vaya, hombre", pidió el otro invitado, pero Guantes zanjó la cuestión: "Sí, sí se va". Y se fue.