La trama mediática

¿Cómo se dice pis en catalán?

ilus-vizcaino.jpgCon aquel Manifiesto por no me acuerdo qué común convertido en difusa letanía, El Mundo sacó ayer su espátula de remover rescoldos y sentimientos primarios y tituló en primera: "Si un niño pide pis, agua o pan en castellano hay que ignorarlo". Se trataba del testimonio de una monitora de un colegio infantil que –eso nos decían– harta de sentirse una especie de gobernanta de Mathausen o Dachau, había decidido piárselo todo a uno de los guardianes anti-inmersión de Pedro J. Ramírez.

La pieza pretendidamente informativa comenzaba con un estilo literario a medio camino entre Pravda y Arriba: "Como en cualquier sistema de dominación en el que los cómplices pasivos son necesarios, la inmersión lingüística en Cataluña requiere de colaboradores tácitos que ejecuten las reglas que emanan de la Consejería de Educación de la Generalitat".
Luego, el escribidor se ponía en plan Dickens para que nos imagináramos a las pobres criaturas hambrientas, sedientas y haciéndoselo encima, pero poco tardaba en salir el redactor de autos de fe con la carótida hinchada: "La Consejería de Educación de la Generalitat dispone de numerosos equipos humanos, herramientas técnicas y la información de colaboradores voluntarios que la mantienen al tanto del estado de la cruzada para la imposición del catalán".

¿La versión del colegio al que se acusaba de sadismo contra los infantes? No venía. ¿Alguna defensa de la Generalitat? Tampoco. No la esperamos tampoco en los próximos capítulos de la serie, anunciados con aroma de amenaza en uno de los editoriales de El Mundo: "¿Quiere más casos concretos, señor presidente? Pues en los próximos días los tendrá".

No es partidario uno de creer en campañas orquestadas, pero –puñetera casualidad– también ayer La Razón volvía a la carga con la misma maza de la consigna de hacer el vacío a quienes no hablan la única lengua verdadera: "La Generalitat insta a sus ciudadanos a responder a los españoles en catalán".

Un matadero para los parados

Si se han cansado de esta película de miedo, se la cambio ahora por una directamente gore, como corresponde a su guionista, la periodista Isabel Durán. Miren qué ocurrencia tuvo en la edición del martes del programa La Espuela de Radio Intereconomía: "Todo aquel que tenga depresión porque el Gobierno de Zapatero no lo saque adelante o lo mande al paro y que no tenga ganas de vivir, ¿a esos les va a ayudar el Gobierno de Zapatero a morir?"

Es posible que no les parezca para tanto. Es que sólo era un borrador. Aquí tienen la versión definitiva de la trama, parida (literalmente) por la opinadora unos minutos después: "El Gobierno de Zapatero puede hacer sucursales del INEM que sean mataderos, de matarifes de gente con depresión sin solución, y todo aquel que quiera morirse, que pase por las salas Bernat Soria o las salas Zeta, para que te chuten lo que sea, como Ramón Sampedro, y, ¡hala, liquidados! Así solucionamos el paro. Los nacimientos, todos abortos, y todo lo que quieran". Crisis, suicidio asistido y aborto en una misma soflama macabra. Máxima efectividad, ¿no creen?

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