La trama mediática

11-M, y dale que dale

Ayer fue 11 de marzo. Saben lo que significa eso, ¿verdad? Que la centuria conspiranoica aprieta los grilletes del dolor ajeno tomado como rehén desde hace seis años y regurgita por milésima vez su papilla. A la cabeza de la farsa, César Vidal se asoma a su columna de La Razón y vocifera: "Entre los votos de la izquierda encanallada dispuesta a todo con tal de ganar las elecciones y los ciudadanos asustados como conejos y dispuestos a la capitulación, ZP llegó a La Moncloa gracias a la manipulación informativa en torno a casi doscientos asesinados". Como si no nos supiéramos el ladrido de memoria, antes del punto final se plagia -qué novedad- a sí mismo: "Ya sabemos, entre otras cosas, que la versión oficial es falsa, que se eliminaron pruebas esenciales relacionadas con los explosivos y que esos atentados sirvieron para que ZP llegara a La Moncloa y cambiara a peor la Historia de España".

A unas páginas de eso, el pretendido humorista Montoro hace de lorito y obliga a decir a uno de sus monigotes: "Lo peor es tener la sensación de que están consiguiendo lo que buscaban con aquel horror de hace seis años". Se ha ganado su azucarillo. Lástima para el párvulo y sus mentores que en el mismo periódico escriba un arrepentido -o expulsado, sin más- de la causa visionaria llamado Nacho Villa. Como estuvo en el nacimiento de la bestia y en sus primeros biberones de ponzoña, sabe de lo que habla cuando dice: "El 11-M nunca podrá ser, nunca deberá ser, de los que mediáticamente se han apropiado de un día y de unas horas que sólo pertenecen a unas pocas personas. Me niego a mercadear con el sufrimiento ajeno, me niego a jugar con el dolor de los demás, me niego a apropiarme del sufrimiento de los afectados".

¡Marchando otra de negociación!

Donde cabe una teoría de la conspiración, caben ciento. La marginalia ultramontana (lean Intereconomía) anda recauchutando el espantajo de la negociación con ETA. Siempre dispuesto a enredar, Luis María Anson ha comprado el alijo y se ha puesto a menudearlo desde su piso franco en El Mundo: "No sabemos qué jugada subterránea estará preparando Zapatero, el embustero. Pero habrá que mantener los ojos abiertos para denunciarla. Zapatero es hombre de 'sostenella y no enmendalla' y son muchos los datos que permiten afirmar que la negociación subterránea, a través de agentes internacionales, no se ha interrumpido nunca". Para mañana ya estará vendida Navarra, como la otra vez.

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