La trama mediática

La Iglesia contraataca

Dijo ese hombre de blanco que sale estos días tanto en la tele que los dueños de la fe verdadera no debían dejarse amedrentar por "las murmuraciones de las opiniones dominantes". Y en eso andan sus huestes de la catacumba mediática, con Juan Manuel De Prada en vaguardia. ¿Curas pederastas? ¡Ca! Mortales de voluntad floja, sí, pero material de primera para edificar el templo común, según parece presumir en ABC: "Los enemigos de la Iglesia, que niegan su inspiración divina (tal vez porque son quienes mejor la conocen), pretenden que los católicos, en esta hora de tribulación, olviden que la acción de la gracia actúa también sobre pillastres, fanfarrones y cobardes; en una palabra, sobre hombres débiles que cargan con una misión que pone a prueba sus fuerzas, que desafía sus fuerzas, que con frecuencia excede sus fuerzas".

Tres padrenuestros, media hora de cilicio, y a otra cosa. Eso, además, se arregla intramuros, para evitar más dolor a las criaturas vejadas. Aunque les parezca mentira, la alucinógena teoría es de un editorialista de ABC que escribía esto: "Pero a quienes reclaman que, en todo caso, se aplique el rigor de las leyes, deberían recordar que incluso las legislaciones civiles son conscientes del daño añadido que puede sufrir la víctima de violencia sexual con la recreación del crimen en un proceso penal". Pues nada, barra libre para violadores y abusadores sexuales. Por el bien de las víctimas, que conste. "Inquisición contra la Iglesia", se titulaba con hiriente desparpajo la pieza. Torquemada se ha pasado de bando.

Celibato: bueno, bonito y barato

Les dejo que suelten un par de imprecaciones para desahogarse y seguimos. ¿Ya? Pues vamos con otro argumento de pata de banco que, por lo menos, no les indignará. Es más: hasta les provocará una sonrisa. Escuchen a Cristina López Schilchting defendiendo desde Cope por qué, aunque a veces se pueda escapar una mano tonta, el celibato es la garantía de una adecuada atención al cliente pecador: "Sería bueno tener en cuenta que muchos fieles nos hemos beneficiado del sacerdocio, precisamente en tanto que celibatario. Muchos de nosotros hemos llamado en plena noche a un cura, o hemos buscado confesarnos en verano, en vacaciones o en situaciones intempestivas. ¿Alguien puede imaginarse que podría estar tan disponible para el servicio a los demás una persona con hijos, casada, y con una familia que lo reclama constantemente?" Anden, rebatan eso.

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