La trama mediática

¿Quién teme a la Gürtel feroz?

Echen a cara o cruz si se indignan o se descuajeringan de risa. Opten por lo que opten, sepan que hay alguien que los toma por imbéciles. Tras el chorretón de grasa choricera que vemos caer sobre el nido de la gaviota según leemos los cincuenta mil folios, a La Razón no se le ocurrió ayer mejor titular de primera que este: "El sumario de la Gürtel no muestra una financiación irregular del PP". ¿Y lo del tesorero pillado con el carrito del helado, los contratos a saco del partido con Don Vito Correa o los obsequios recibidos por decenas de prebostes locales y sus allegados? Ná, menudencias que, si se le echa el rostro adecuado, se pueden leer a la inversa: "El PP, víctima de Gürtel", tenía el arrojo de titular su editorial el periódico de la mancheta azul.

Eso, como aperitivo. Tomada la carrerilla del desparpajo, hacía impactar contra nuestro gañote esta rueda de molino: "De lo que no cabe duda es de que Mariano Rajoy ha impuesto en el partido una política de tolerancia cero con la corrupción y que ha manejado con la seriedad necesaria un caso complejo, sin dejarse llevar por las presiones ni las urgencias ajenas". Ya, y el Xerez jugará este año la Champions.

Para que no quedara flanco sin cubrir, el fiel vasallo rajoyano José Antonio Vera se sacaba del sobaco su título de jurista obtenido en un Tigretón y anunciaba: "Nulidad a la vista". No me pregunten cuál es el argumento, porque se le debió de perder entre los quintales de detergente para blanquear a sus señoritos. Ahí les va un cazo: "Conviene precisar también que los documentos recogen apreciaciones policiales, no conclusiones judiciales. Habrá que seguir el desarrollo del proceso para ver si se cumplen o son desechadas, cosa esta última nada infrecuente".

La casta Cristina L. Schlichting

A la espera de la próxima derrama de morro gurteliano, déjenme que les alegre el día con la penúltima soplagaitez de la salerosa Cristina López Schlichting, que dirigía desde Cope una carta a los curas que arrancaba así: "Queridísimos míos: Con catarro y todo, quisiera dedicaros esta mi primera carta de Pascua, porque estáis pasando los kiries". Buen comienzo, ¿verdad? Pues el remate era directamente insuperable: "Yo, lo digo bien alto, he conocido la castidad gracias a los sacerdotes, que siendo ellos hombres y yo mujer, me han mirado con una transparencia que no era de este mundo. En fin, gracias, gracias por existir". Impagable humorista, la casta Cristina.

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