La trama mediática

Tercer día de ira azul

Checa, akelarre, guerracivilistas. Y vuelta a empezar: checa, akelarre, guerraciv... Tres días llevan así los amanuenses de la diestra, amancebados con su rentable pesadilla favorita, la de la España partida en dos porque el rojerío mamón no saluda al campeón. Desde El Mundo, Salvador Sostres traduce el exabrupto: "El gran drama de la izquierda es que no sabe perder". Por si no se ha entendido, en el mismo periódico el camaleón Raúl del Pozo advierte a los revoltosos que como sigan resistiéndose a morder el polvo de las cunetas, el segundo castigo puede ser peor: "Ya no hay peligro de una derecha centuriona o levítica, pero mejor no encabronen a sus cachorros, que pueden acabar dando con la maza a los maceros. No saquen a la calle trapos rojos, que cuando la derecha embiste hay que coger el olivo". El que avisa no es traidor, ¿no?

Y como a ese lado de la barricada el más lelo hace relojes que marcan la hora de la patria, desde Cope con replay en La Razón, Cristina López Schlichting también conmina a la progresía a andarse con mucho ojo: "Sin darnos cuenta, a lo tonto, a lo tonto, se organizó la guerra civil. Que si una iglesia quemada, que si un cura toreado, que si un diputado asesinado... es lo que hay, que la gente tiene poca capacidad de encajar".

Ussía y el Gobierno golpista

¿Queda alguien por sacarse el carné de valiente y leal legionario? Ni uno. El penúltimo ha sido Carlos Herrera, que presentaba en ABC sus credenciales: "Disparate tras disparate, la dinámica política en España ha derivado en un parque temático repleto de personajes predemocráticos soltando soflamas por doquier y mostrando una capacidad de resentimiento de dimensiones considerables". Y entonces alguien le trajo un espejo y se reconoció.

Ahora que ya saben que vivimos una nueva víspera del 18 de julio, señalemos al culpable. Zapatero, quién si no. Lean, de nuevo en ABC, al interpretador de posos de café Ignacio Camacho: "Zapatero necesita que sus huestes más radicales sientan hervir la sangre para olvidar el desastre de un gobierno catatónico. Lo va a conseguir; estas historias truculentas de tumbas removidas y siniestros fantasmones emboscados tienen un inquietante poder de sugestión simbólica".

Y como coda y resumen de todo lo anterior, Alfonso Ussía se lleva desde La Razón las diez de últimas: "Un Gobierno que sostiene una campaña contra la independencia del Poder Judicial, es un Gobierno golpista y antidemocrático".

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