La trama mediática

Un escarmiento a Marruecos

Como había poca diversión con la tijera dentada y la negociación resucitada, ahora el ultramonte se pone el uniforme de la Legión y se baja al moro so pretexto de que un baranda marroquí ha vuelto a reclamar Ceuta y Melilla. Ante tal provocación, el editorialista de ABC señala con el dedo: "Vecino peligroso". Con sangre más caliente, el de Cope se remanga la sotana y ruge que hay que enseñar a estos infieles un poco de respeto: "Esto no puede solventarse sólo con unas declaraciones de la Vicepresidenta del Gobierno, por más que recuerde algo tan obvio como que la soberanía y la españolidad de Ceuta y Melilla no están en cuestión".

¿Y qué hacemos, entonces? Desde La Razón, Ernesto Sáenz de Buruaga clama que es tiempo de reeditar la gesta heroica de Perejil y escribe, pecho en alto: "Al alba y con tiempo duro de Levante salen los 28 soldados españoles que pisan tierra a las 6:21 a.m. y a las 7:30 a.m. izan la bandera nacional en lo alto de la isla. Bromas, las justas. Y fue una demostración de que hay que defender los principios y nuestra soberanía". Y por si la afrenta de las dos ciudades resultara escasa coartada, el periódico de la mancheta azul traía otra a todo gas en su primera: "Marruecos lanza una ofensiva para controlar las mezquitas españolas". Qué miedo.

Memoria Histórica según ABC

Esto no pasaba cuando el sol no se ponía el Imperio, gloriosos tiempos recordados ayer en una Tercera de ABC titulada "Doce preguntas (con respuesta) sobre las independencias hispanoamericanas". Firmaba un tal Manuel Lucena Giraldo, que se descolgaba con verdades como puños de este jaez: "El imperio español tuvo un fuerte componente negociador y de consenso; por eso duró tres siglos. Las deudas históricas no existen". Purita memoria histórica bañada de mermelada. No hubo expolios, ni evangelizaciones a sangre y hierro, ni esclavitud. Hasta cuando se prohibía un libro era para promover la lectura entre los ingratos indígenas: "Entonces, como ahora, prohibir un libro era la manera de consagrarlo".

Si les suena a lo de las liebres emprendiéndola contra las escopetas, aguarden a leer el comienzo de la columna del prelado Antonio Cañizares en La Razón de ayer: "Los cristianos -fieles laicos, jerarquía de la Iglesia, todos- nos hallamos en este mundo en una situación de exilio cultural muy semejante al de las primeras comunidades cristianas en el mundo pagano o judío". Y Amnistía Internacional, sin moverse.

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