La trama mediática

¿Quién teme al Alfredo feroz?

Tembleque de piernas y castañeteo de dientes en Carpetovetonia. "Todo a Rubalcaba" aúlla en primera ABC, secundado desde el interior por Hermann Tertsch, que tira de matasuegras y versionea el titular: "Todo el poder a los soviets de Fouché". La Gaceta, que celebra su primer año de agitación y propaganda en el kiosko, derrota por el mismo costado. "Todo el poder para el heredero Rubalcaba", titula el pasquín davileño. Como propina, una fotografía calculadamente soez donde se ve al superministro en equívoco gesto ante una parlamentaria agachada frente a su escaño.

Sin chuscas connotaciones verderonas, El Mundo ilustra su primera con una instantánea en la que la mano del hombre fuerte del Gobierno parece una amenazadora garra de oso. "Zapatero deja España en manos de Rubalcaba", completa la idea el titular. Por si quedaban dudas, el editorialista pedrojotiano apuntilla: "Zapatero abdica en un virtuoso del trabajo sucio". Unas páginas más allá, Isabel San Sebastián piropea con veneno: "Rubalcaba es, sin duda alguna, la persona más inteligente de cuantas rodean a Zapatero, si consideramos que la inteligencia es la herramienta que garantiza al ser humano la supervivencia en un entorno hostil".

Caperucitas azules

Esas facultades acongojan lo suyo también a José Antonio Vera, que encabeza su columna de La Razón con un ilustrativo "Qué miedo". Vean cuál es el temor del amanuense: "Rubalcaba tiene todo el poder y este hombre con poder produce respeto. Sabe mover los hilos, encantar a la Prensa, maniobrar bajo tierra, controlar a los poderes fácticos y deslizarse sinuosamente por donde otros tropiezan". Desde ABC, Ignacio Camacho agranda la leyenda: "Sabe componer gestos exactos, interpretar roles complejos y mover a su conveniencia la maquinaria del poder sin pillarse los dedos en el engranaje".

Sabiendo que eso se puede superar, el editorialista de La Gaceta vuelve a pedir a turno: "Rubalcaba, el bombero pirómano, el maestro de la simulación y la maniobra, que dirige por un lado la lucha contra ETA y por otro permite el chivatazo del bar Faisán". Desde Libertad Digital, el hijísimo Emilio Campmany se suma a los temerosos del presunto Rasputín cántabro: "Yo, si estuviera ahogándome y viera a Rubalcaba correr hacia mí con un salvavidas, nadaría con todas mis fuerzas en dirección opuesta. Y supongo que Zapatero haría lo mismo". Pues da toda la impresión de que ha hecho exactamente lo contrario.

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