La trama mediática

Capitalismo traidor

Las palabras de Botín con la chaqueta a medio poner han despertado a la falange anticapitalista. De gran filántropo y eximio creador de riqueza nacional, el banquero ha pasado a enemigo de la patria por sugerir que Zapatero agote la legislatura. El jefe de centuria Federico Jiménez Losantos está que trina en El Mundo: "Así que Botín y compañía no han hecho sino confirmar la opinión -harto mejorable- que se tiene de ellos. ¡Siempre contra los intereses y la voluntad de los ciudadanos! ¡Qué malos son!". Más joven y, por tanto, más ardoroso, Juan Manuel de Prada dispara en ABC todas las flechas del yugo contra los ricachos y su servil esbirro: "Los plutócratas le pasaron la mano por el lomo a su perro caniche; y, mientras el perro caniche sacudía el rabo alborozado, los plutócratas le impusieron nuevas tareas, o mayor ahínco en las tareas ya iniciadas".

Queriendo templar gaitas, consciente de quién es el dueño del balón, Ignacio Camacho apuntaba en las mismas páginas una interpretación más generosa: "Botín ha venido a expresar una suerte de jesuítico rechazo a la mudanza en tiempos turbios. Prefiere un Gobierno exánime a un vacío de poder. Es la teoría de mal menor: una pragmática resignación conformista entre dos calamidades". En probable acto de desagravio, el vetusto diario regalaba su portada a Fernando Alonso con los colores y el nombre del banco de su mecenas bien a la vista. ¡Y eso que ni se había subido al pódium!

Balón de oxígeno

En la primera de La Gaceta, el fiasco del asturiano merecía un recuadro menor que el ocupado por la filípica diaria de Carlos Dávila. "Zapatero, al que le pitaban los oídos de tanta diatriba contra su persona, fíjense por dónde, ha encontrado en el gran capital su balón de oxígeno", lamentaba el director del papel intereconónico. El editorialista, compungido, añadía: "Los defensores más firmes de Zapatero en su cita de La Moncloa fueron destacados representantes de tres sectores dependientes de las decisiones del Ejecutivo: banca, construcción y obra pública".

Desazonado por el inusitado apoyo de los que deberían compartir su barricada, Agapito Maestre echaba a volar sus terrores en Libertad Digital: "Quizá sea verdad que Zapatero esté muerto. Sí, sí, pero aún muerto gana batallas todos los días, todas las semanas, todos los meses y años, y así, muerto, camina hasta el final de la legislatura". Vaya.

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