La trama mediática

La conversión de 'El País'

Fanfarrias y charangas en Diestralandia para celebrar que El País se ha caído del caballo camino de Damasco y se ha sumado al asedio monclovita con sus mejores donceles. "Aunque sea por cálculo electoral de uno de los principales culpables de nuestra tragedia, alegrémonos de que aun sepan decir verdades", festeja Hermann Tersch en ABC, después de haber dedicado, cual si de esta Trama se tratase, más de la mitad de la columna a un copia-pega del editorial prisaico y la proclama de Juan Luis Cebrián.

No faltaba en la glosa la máxima "Si Zapatero quiere rendir un último servicio a su país debe abandonar el poder cuanto antes", que también reproducía en Libertad Digital un perplejo José García Domínguez: "Sin salir de mi incredulidad y después de repasar la frase un par de veces, doy en desandar el camino hasta la portada por ver si me hubiera equivocado de cabecera. Pero no". Unos píxeles más arriba, el editorialista ciberliberal se adornaba con un juego de palabras: "Rubalcaba tiene prisa". Prisa, ¿lo captan?

A Carlos Dávila, sin embargo, la llegada de refuerzos no le hace ninguna gracia. "Los conversos, a la cola", venía a escribir en La Gaceta. Cierto, con otras palabras. Estas: "Estos ‘libertys’, antes Prisa, se han pasado siete años tildándonos de caverna, apocalipsis, fascistas y otras perlas a todos los que hemos venido hablando y escribiendo de los inmensos destrozos de Zapatero; ahora que los denuncian ellos, nos parecen sencillamente bochornosos porque, aun siendo verdad lo que dicen, ¿por qué se han estado ocho años callados?". Eso, ¿por qué?, preguntaría Mourinho.

Anson justifica el 18-J

En El Mundo, ni una palabra del cruce de acera del gran rival. A cambio, Luis María Anson conmemoraba con un día de retraso el 18 de julio. Y de paso, lo justificaba: "Si la II República hubiera sido una forma de Estado, España viviría hoy bajo el régimen republicano. Pero la II República no fue una forma de Estado sino un proceso revolucionario que se desarrollaba de forma imparable hacia la gran fascinación de la época: el comunismo, es decir, la dictadura del proletariado". Resumen: había que parar a esos rojos.

Y La Razón, a sus cosas. En la mitad derecha de su primera página, unos jóvenes costaleros se afanaban en el traslado de un gran travesaño de madera. El titular aclaraba: "La Cruz de la JMJ llega a Madrid". Pues sí, va a ser una cruz.

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