La trama mediática

Vuelve el florido pensil

No ganan para cohetes y guirnaldas en Diestralandia. Ayer el kiosco rancio volvía a ser una fiesta. "España se reforma", hacía la ola a cinco columnas La Razón. El enunciado iba por todo lo bueno que nos está regalando el nuevo prócer, pero especialmente por la derrota de la Educación progre, subversiva y disolvente: "El ministro Wert elimina la doctrinaria Educación para la Ciudadanía". El editorialista se dejaba la garganta en vivas: "La bandera del plan educativo de las dos anteriores legistaturas, Educación para la Ciudadanía, ha perdido toda la carga ideológica e intervencionista del proyecto socialista".
La ocasión merecía que la portaestandarte de la divisa 'la letra con sangre entra', Cristina López Schlichting adelantara el día de su colaboración en las páginas azulonas. Nunca defrauda la monja alférez, que de saque definía así la asignatura laminada: "Una vía para la propaganda de determinados definiciones del hombre y de su identidad, que el PSOE de Zapatero adoptó como parte nodal de su discurso: el feminismo excluyente, la famosa ideología de género y una sexualidad puramente genital". Siempre pensando en lo mismo.

ABC, una pizarra

La portada de ABC se convertía literalmente en pizarra —faltaba el crucifijo y la foto del Caudillo— que anunciaba en tiza: "Adiós a la educación de la era Zapatero". Un dibujo del infante talludito Mingote completaba el atrezzo. En el interior, con bata y plumier reglamentarios, el editorialista escribía en redondilla: "Resulta muy positivo el anuncio de que desaparece la polémica Educación para la Ciudadanía, una asignatura concebida con criterios puramente ideológicos. En su lugar, la Educación Cívica y Constitucional apunta elementos razonables de formación en los valores de la democracia pluralista desde un punto de vista objetivo". Matrícula de honor en echarle morro.
Para el amanuense de La Gaceta, sin embargo, aprobado raspado por copiar al compañero del vetusto diario. El parecido es, como poco, es sospechoso: "Es para felicitarse que desaparezca la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía, donde asomaban muy descaradamente los tics más totalitarios de la izquierda política, empeñados en utilizar todos los recursos del Estado para su proyecto de ingeniería social. Hay que celebrar, por tanto, la victoria de tantas familias que se opusieron al adoctrinamiento de sus hijos".

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