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Las 13 rosas: 13 nombres para la memoria

 

Por Javier y Yolanda Bujarrabal de las Heras, miembrxs de La Comuna.

Sus nombres eran Carmen, Martina, Blanca, Pilar, Julia, Adelina, Elena, Virtudes, Ana, Joaquina, Dionisia, Victoria y Luisa. Ninguna de ellas superaba los 29 años. Todo el mundo las conoce como las 13 rosas.

Su único delito, tras un juicio de guerra sumarísimo en el que se les acusó de "adhesión a la rebelión", fue pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), organización en la que militaban la mayoría, y defender la legalidad republicana tras el fin de la Guerra Civil Española. Anteriormente habían sido sometidas a crueles torturas en la temida Dirección General de Seguridad y trasladadas a la ya masificada Cárcel de Mujeres de Ventas.

¿Quiénes eran las 13 rosas?

Carmen Barrero Aguado. 20 años. Modista.

Martina Barroso García. 24 años. Modista.

Blanca Brisac Vázquez. 29 años. Pianista. Detenida por estar casada con un músico perteneciente al PCE, padre de su hijo. De creencias firmemente católicas.

Pilar Bueno Ibáñez. 27 años. Modista.

Julia Conesa Conesa. 19 años. Modista.

Adelina García Casillas. 19 años. Activista.

Elena Gil Olaya. 20 años. Activista.

Virtudes González García. 18 años. Modista.

Ana López Gallego. 21 años. Modista.

Joaquina López Laffite. 23 años. Secretaria.

Dionisia Manzanero Salas. 20 años. Modista.

Victoria Muñoz García. 18 años. Activista.

Luisa Rodríguez de la Fuente. 18 años. Sastre.

El pasado 5 de Agosto de 2017, en el 78 aniversario de su cruel asesinato, porque así es como debe recordarse, acudimos a presentarles nuestros respetos en la tapia de O’Donell del cementerio de la Almudena donde fueron fusiladas. Era la madrugada del 5 de agosto de 1939; a pocos metros, en otra tapia cercana, ya habían sido ejecutados poco antes otros 43 compañeros.

Hace calor,  mucho. En el exterior, puestos de flores hacen el agosto vendiendo rosas y claveles con los colores de la bandera republicana. En la entrada de O’Donell, bajo el sofocante sol de justicia que estas mujeres nunca tuvieron, un puesto de libros y recuerdos sobre la República y la Guerra Civil, intenta que los visitantes se adentren en aquellas horas oscuras a través de la lectura.

Sorprende ver tantas flores, satisface ver el cariño que tanta gente ha depositado en este lugar. Sorprende, además, o quizás no tanto, el cruel ostracismo institucional al que han sido condenadas por la mayoría de nuestros políticos y gobiernos. El memorial, discreto, así como las placas que lo presiden, ante el que hoy presentamos nuestros respetos, fue sufragado por colectivos memorialistas, partidos políticos y aportaciones de ciudadanos anónimos. Está repleto de bellísimas flores, a las que unimos nuestra discreta aportación.

Aún quedan restos del homenaje que esa misma mañana les han rendido el Partido Comunista de España (PCE), las Juventudes Socialistas Unificadas(JSU) y las Juventudes Comunistas Unificadas (JUVE), con Raquel Sánchez como portavoz del acto. También ha asistido Francisca Martín, una mujer valiente y menuda, que vivió aquellos tristes días, reivindicando todos juntos la memoria de estas 13 mujeres, así como la desmemoria de una sociedad aún cómplice con los desmanes del franquismo. "Es una vergüenza que el pueblo no se acuerde de todo lo que ocurrió en el año 39", ha declarado. Tras este homenaje y reconocimiento se ha realizado una visita guiada junto a la Asociación Cementerios en el lugar donde se encuentran los restos de los fusilados que se pudieron recuperar.

Huelga decir que, tras leer el ignominioso artículo publicado en "La Gaceta" estos mismos días, en el que tilda de "mito de la izquierda" este vergonzoso asesinato, queda mucho por hacer, sobre todo asegurarse de que las últimas palabras de Julia Conesa Conesa a su madre: "que mi nombre no se borre de la historia", se cumplan. Es esperanzador ver la repulsa que tantas personas anónimas, colectivos memorialistas y partidos políticos han mostrado en las redes sociales a esa infamia.

La mejor forma de reivindicar hoy la memoria de las 13 rosas es luchar contra la impunidad del franquismo en la persona de los responsables que aún están vivos. Porque el franquismo fue un crimen continuado de lesa humanidad, y la justicia que se consiga para cualquiera de sus víctimas será también un principio de justicia para Julia y para todas las víctimas.

Antes de marcharnos del memorial, se acerca una pareja joven con un niño pequeño, de unos 5 años. En sus manos, uno de esos ramos de claveles con los bellos colores de la bandera republicana, y no podemos evitar pensar que aún hay esperanza, que el arduo trabajo de tantos colectivos memorialistas empieza a hacer mella en nuestra sociedad, aunque queda mucho por hacer entre las nuevas generaciones.

De nosotros depende dar sentido a las últimas palabras de Julia.

¡Seguimos¡

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