Versión Libre

Nuestros ‘liberales’

La derecha política y mediática ha cargado con furia contra la ministra de Defensa, Carme Chacón, por considerar que el nuevo reglamento de honores militares, que entró en vigor el 21 de mayo, constituye un ataque a "la tradición". La normativa es una extensión del reglamento de 1984, que eliminó las exaltaciones de la institución castrense a imágenes religiosas. Se dejó en aquel entonces una excepción: la rendición de honores al "Santísimo Sacramento", acto que incluía la presentación de armas y la interpretación del himno de España por parte de militares ante la custodia con la hostia consagrada. Lo que se ha hecho ahora es suprimir dicha excepción y dar así un paso más hacia la aconfesionalidad del Estado que consagra la Constitución. Pero la derecha lo presenta como una nueva ofensiva del diabólico Gobierno de Zapatero para destruir a España mediante la abolición de sus sanas y pías tradiciones.

Esta derecha que presume de liberal y moderna, pero que sigue sin superar ciertos atavismos ideológicos olorosos a naftalina, debería recurrir a The Economist, su Biblia periodística, no sólo cuando esta exige acabar con las "rigideces" de los mercados, sino cuando expone sus principios – también genuinamente liberales– en el terreno de los derechos civiles. El semanario británico, por ejemplo, se declara contrario a la monarquía, por ser una institución hereditaria y no basada en el mérito personal. También apoya el matrimonio homosexual, por razones tan obvias como que los gays son tan ciudadanos como el resto y que su derecho a casarse no afecta las libertades de nadie. Es decir, el periódico más influyente del capitalismo está en contra de dos instituciones muy tradicionales, como lo son la Corona y la familia de progenitores heterosexuales, y, que se sepa, nadie le monta una campaña de difamación por pretender socavar los cimientos morales o de cualquier otra índole del país.

El PP tiene la virtud política de haber absorbido a los sectores más reaccionarios de la sociedad, que han encontrado así un encaje en la vida democrática. Su problema es que, en parte por ese peso, y por la ceguera de sus líderes, el partido sigue refractario a los valores de la Ilustración, lo que le impide, entre otras cosas, distinguir entre tradición y rémora. Esto último es lo que se elimina en el reglamento de honores militares.

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