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Perú no cree en su “milagro”

Advertía días atrás el Nobel Vargas Llosa, utilizando un símil impropio de su pretendido refinamiento intelectual, de que si Ollanta Humala y Keiko Fujimori pasaban a la segunda vuelta para las elecciones presidenciales del 5 de junio, los peruanos quedarían ante la disyuntiva de tener que optar entre "el sida y el cáncer terminal". La mayoría de los peruanos no parecieron compartir los temores del novelista, y el 10 de abril pasado decidieron que el exmilitar etnicista de izquierdas y la hija del criminal y corrupto expresidente Fujimori se disputen la jefatura del Estado. Los dos candidatos preferidos del establishment, el expresidente Toledo y el economista y exministro Kuczynski, fueron eliminados en la primera vuelta, pese a que los think tanks y periódicos liberales llevan meses pregonando con admiración el "milagro" económico del país: crecimiento del 7-8%, cuentas saneadas, control de la inflación y la deuda, fuerte inversión extranjera, confianza de los mercados, etc.

¿Qué ha ocurrido? ¿Es que los peruanos son tan ingorantes o tan estúpidos como para no ver el paraíso? No. Lo que ellos ven con nitidez es que el famoso "milagro" que les quieren vender consiste en que un centenar de multinacionales mineras aumentan sus beneficios un 40% mientras los sueldos permanecen al nivel de 1994. Que la desigualdad en la distribución de la renta y la precariedad laboral crecen de manera indignante. Que la pobreza, aunque haya descendido según los datos oficiales, está en todas partes. Que cada vez vive más gente en la miseria como consecuencia de la polarización social. Que la sanidad y la educación siguen siendo un desastre. En suma, el supuesto efecto cascada de la prosperidad hacia los estratos sociales más bajos no se ha producido o, al menos, no ha sido notado por la mayoría de los peruanos tras 20 años de políticas neoliberales de Fujimori, Toledo y García. Como ironizaba el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez Merino, "contraviniendo la ley de la gravedad, aquí la economía, cuando chorrea, chorrea hacia arriba". El 10 de abril, los peruanos expresaron su opinión sobre el "milagro" económico de su país eligiendo a los dos candidatos más repudiados por el establishment liberal. ¡Qué casualidad!

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